Mi artículo, a huevo, publicado en Diario de Almería
Conforme pasan las jornadas se hace más patente la mediocridad existente
en esta Segunda A. El choque de ayer no es el único cuadro para
enmarcar en la exposición de los horrores de la categoría, sino que
otros muchos encuentros y conjuntos han dejado un rastro de vulgaridad
tan sólo comparable con la programación de Tele 5. En medio de
esta vorágine se encuentra nuestro equipo, al que le basta con disputar
un partido aseadito para alzarse con la victoria. Orden y ciertos toques
de calidad, junto a las facilidades del adversario, hacen que este año
tengamos el ascenso a huevo. Poco se puede comentar de un encuentro
frente a un rival desquiciado, excepto las declaraciones de nuestro
técnico, en las que destacaba el control y la posesión de la primera
parte. Yo por el contrario, juro que no le eché un vistazo a la final de
balonmano, pero más me pareció un choque de ida y vuelta, con el
referido orden y la superior condición de los nuestros. Capítulo aparte
merece la consagración de Jonathan. Si sigue con su progresión, el
burkinés nos puede dar muchas alegrías. Aquel disparo que remata a gol
en la segunda mitad, que para mí fue mal anulado, no obtuvo el premio
correspondiente. En defensa Trujillo sigue cumpliendo sin fisura alguna.
¿Lo relegará Javi Gracia al banquillo frente al Castilla? La que sí me
preocupa es la baja de Christian para el partido de Valdebebas. Ya
tiene Toril un nuevo aliciente a la hora de plantear el próximo choque.
Por fortuna no estamos acusando el repentino bajón, ya demasiado
duradero, de Aleix Vidal. De cara al futuro sólo me preocupan varios
aspectos como una posible lesión de Charles, a falta de un fichaje o la
aportación de Chumbi, la ausencia de un centrocampista que de verdad
logre el control que vio Javi Gracia, el reto de no encajar goles (por
eso va el Elche líder destacado) y nuestra solvencia, hasta ahora en
entredicho, ante los equipos de la zona noble. Con todo este compendio y
un buen manejo del vestuario, volveremos a primera, por muy malos
arbitrajes que padezcamos.
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