lunes, 30 de mayo de 2016

Casto deja las espadas en todo lo alto

Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería

El portero evitó el desaguisado final. El equipo viaja a Córdoba dependiendo de sí mismo, pero nadie puede evitar echar las cuentas de los rivales, porque la confianza es escasa.

Qué complicado resulta analizar partidos como el de anoche. El corazón se impone sobre la mente y cada jugador hace la guerra por su cuenta. Y no solo los del equipo que estaba obligado a ganar, sino los del rival, que también parecían por momentos tener intereses contrapuestos a tenor de algunas acciones y de los cambios ordenados por un técnico como Terrazas, que se parece al sobrio y recto padre de familia que no se casa con nadie. Las sustituciones efectuadas por el severo entrenador visitante, retirando paulatinamente a jugadores que cometían un grave fallo, así lo indicaba. Enfrente, un Almería emotivo en la primera mitad y perdido en la segunda. Menos mal que Casto evitó el desaguisado final. Primero con una parada de colocación y reflejos en respuesta a un disparo extraordinario. Pero la intervención que realiza en el córner que a punto estuvo de ser gol olímpico, puede valer una permanencia. Quizá sea recordada como la parada de la salvación, si al final se consigue. De una placentera primera mitad donde el Mirandés sí pareció ser el que todos pensábamos, se pasó tras el descanso a poco menos que un túnel del miedo con constantes apariciones de monstruos. El primero, uno propio; Ximo anduvo tan desorientado que disputó su peor partido de rojiblanco. Por su zona vino casi todo el peligro y el que llegó por la banda izquierda tampoco lo resolvió, tragándose el centro del empate burgalés. Con los cambios ordenados por Soriano nada cambió, ni siquiera Azeez puso cordura con su fútbol control. Todo estaba dominado por la ansiedad y los resultados ajenos. Para no desmerecer a su compañero de banda, Zongo no dio una a derechas, nunca mejor dicho. El burkinés está a años luz de aquel jugador que llegó a provocar suspiros de admiración en el mismo Camp Nou no hace tanto. Con los argumentos expuestos marcha un equipo a Córdoba con la ventaja de depender de sí mismo. Sin embargo, a día de hoy nadie puede evitar echar las cuentas de los rivales. La confianza en un conjunto discontinuo, dubitativo e irregular, siendo benévolos, ante un Córdoba con hechuras de Primera, es poco menos que nula. Partiendo de la segura victoria del Mallorca en Valladolid, las posibilidades están claras y hay que manejar un detalle. Si el Córdoba logra distanciarse en el marcador, en Ponferrada lo tendrán claro ambos conjuntos; con un empate logran sus objetivos. Por lo tanto, el primer deber es no impacientarse si se adelantaran los de Oltra, cosa que puede suceder dada su calidad. Aun con la momentánea derrota, siendo mínima, en El Toralín no las tendrán todas consigo. Con tablas en el marcador el Girona se asegura las eliminatorias, pero no debe perder. Por lo tanto, se presume un juego de ajedrez entre ambos estadios. Otro detalle: la no derrota del Girona también hace que tanto Córdoba como Almería consigan sus objetivos con un empate. Lo que sí sé es que para los almerienses de pro, la jornada del sábado 4 de junio va a dejar a la reciente final de Champions en un plácido cuento de Walt Disney.

jueves, 26 de mayo de 2016

¿Por qué no jugó Pozo?

Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería.

Resulta complicado mantener la calma para poder redactar con sosiego tras un partido agónico, incluyendo la mala noticia que al final nos llegó procedente de Ponferrada. No cabía esperar otra novedad de tierras leonesas, porque al fin y al cabo la tarea la tenía que hacer la UDA solita. Como se vio, el cometido no era tan complicado, no se jugaba el Almería las habichuelas contra el Barça, por aquello de la equipación local. Se pudo ganar porque las ocasiones ni se pueden contar con los dedos de ambas manos, de principio a fin. El planteamiento inicial de Soriano, un esquema que dejó a los de Gorosito a la par de los de Cruyff, no estuvo del todo mal si no hubiese sido por la ausencia de Pozo. Este Almería tiene numerosos defectos y algunas virtudes, y entre éstas últimas está la afortunada presencia de un pelotero como Pozo en su plantilla. Hay cosas que uno no entiende, por más que se las expliquen, y una de esas fue la suplencia del centrocampista malagueño. Si la UDA está todavía luchando por mantener la categoría es gracias a Pozo, por lo tanto, si pudiera rellenar el resto de esta misiva con la siguiente pregunta, no pasaría nada: ¿por qué no jugó Pozo de inicio en el partido decisivo de la temporada? Para no ser aburrido, voy a formular otras cuestiones al respecto. ¿Por qué no jugó Pozo teniendo a su lado a un escudero de lujo como Azeez? ¿Por qué no jugó Pozo si era de largo el mejor jugador en Palamós? ¿Por qué no salió Pozo en la segunda mitad cuando al Llagostera ya no le valía el empate y estaba más fatigado? ¿Por qué no estaba Pozo en los contragolpes del final del choque para haber matado al contrario? ¿Por qué nos tuvimos que tragar a Chuli conduciendo esos contragolpes decisivos? ¿Por qué Del Bosque fue un gran técnico en su momento? Porque en sus planteamientos se imponía la lógica sobre la supuesta brillante idea del entrenador de turno. En definitiva, ¿por qué no le dio Soriano el giro necesario al partido en el momento clave, después de un planteamiento más que aceptable? Todas estas respuestas pasarían a un segundo plano si se logra la permanencia, pero yo no olvido el sufrimiento que en estas horas se va a padecer por no haber puesto sobre el tapete de Palamós a un jugador que, como mínimo, siempre se inventa un par de asistencias claras de gol. Y todo esto, en el día que se "descubre" a otro excepcional centrocampista, que ya brilló en primera y que además ha jugado un Mundial, Azeez. Con más tiempo y más lógica por parte del técnico de turno, me hubiese gustado ver a esa dupla actuar a pleno rendimiento durante el último tercio de campaña. Repito, el planteamiento me pareció correcto, pero entre lo comentado y el desacierto de Quique, la alarma roja se ha encendido. En cualquier caso, poco se le puede reprochar al máximo goleador, como a Dubarbier. Lo de Chuli y la confianza que Soriano ha depositado en él, es cuando menos sorprendente. Si al final, en aquel contraataeque, Chuli hubiese habilitado segundos antes a Quique, quizá estaríamos hablando de otra cosa. Ahora cabe esperar lo siguiente: que el Córdoba no se la juegue en la última jornada. A rezar.

lunes, 23 de mayo de 2016

Kalu Uche vino, vio y venció


Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería

El fútbol es bello porque, por encima de otros deportes más herméticos, deja una puerta abierta al cambio de rumbo, a la sorpresa final. Sin ir más lejos, el reciente título del Leicester o el inesperado bajón de hace unas fechas del Barça, ratifican tal afirmación. Incluso, en el trascurso de un partido el escenario puede variar sin una razón de peso. Con este último regusto nos hemos encontrado tras vencer con claridad, sin ni siquiera sufrir en el descuento. El deseo expresado por Soriano días pasados poco tuvo que ver con la realidad de su primer once inicial, al incluir a Vélez en el mismo. Hizo bien el nuevo técnico almeriense, porque el zaguero tarraconense reconvertido en centrocampista tuvo que auxiliar en más de una ocasión a Morcillo y Salveljich. El viento soplaba en favor de la valentía y de morir matando, pero la realidad siempre se impone. Y ésta dice que se puede apostar por un esquema ofensivo, siempre y cuando se disponga de los jugadores adecuados para ello. Es como si un boxeador quisiera participar en un combate de pesos pesados y apenas pasara del peso mosca. El Oviedo despertó del sueño al conjunto de Soriano obligando a los rojiblancos a defenderse de un equipo más fuerte físicamente, más ordenado y, por ende, con una disposición ofensiva más diáfana que la de un Almería desquiciado de cabo a rabo. La fruta madura convertida en lógica llegó con el tanto visitante y, a partir de ahí, gracias a los detalles individuales y el tesón se pudo enmendar plana, porque nadie hubiese apostado en rojo y blanco en el mismo ecuador del segundo tiempo. Cinco nombres, cinco individualidades (para eso se invirtió en algunas de ellas) sacaron por sí solas a la entidad almeriense del pozo cuando la cuerda ya se resquebrajaba. Casto, con sus paradas, puso los cimientos en la primera mitad y, más tarde, la extraña dupla formada por Dubarbier y Pozo tomó la responsabilidad de echarse al equipo a sus espaldas. Habría que darle el valor que se merece a la determinación de ambos jugadores, cuando otros prefieren agachar la cabeza. El sempiterno oportunismo de Quique contribuyó al milagro. Nadie hubiese apostado por este jugador cedido al Racing de Santander, que ya padeció en la anterior campaña el aterrador descenso a Segunda B. Gracias a su entrega, con la dificultad de luchar cuerpo a cuerpo con defensas más aguerridos que él, la UDA sobrevive todavía, porque si se hubiera tenido que depender de Chuli, el descenso ya estaría certificado. Menudo fiasco el fichaje estrella de un delantero que telegrafía, como hizo ayer, un disparo en un claro cara a cara ante el guardameta rival. O es así de torpe o no está comprometido, porque su caché indicaba otra cosa. Para el final, cómo no, el delantero de más calidad de Segunda A, Kalu Uche. De nuevo, con su clase y sangre fría (menudo recorte ante Rubén Miño) deshizo otro empate. Las palabras de Soriano dedicadas a Gorosito reconfortan, porque gracias a la puntuación lograda en la etapa del argentino, la UDA mantiene en estos momentos serias esperanzas de salvación. Ojalá se logre.

lunes, 16 de mayo de 2016

Arrancada de caballo, parada de burro

Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería

La osadía de salir como un toro bravo en El Alcoraz tuvo sus consecuencias. En Segunda no hay equipo capaz de someter a su rival todo el choque. El plan salió bien hasta que la fuerza aguantó

La osadía de salir al terreno de juego como un toro bravo a la plaza, tuvo sus consecuencias. Y es que en Segunda no hay ningún equipo capaz de someter al rival todo el choque. La UDA arrolló desde el comienzo, pero no midió sus fuerzas. En su afán por vencer, Gorosito volvió a la defensa de cuatro sabiendo que dicho sistema solo funciona si se ataca constantemente, ya que sus laterales no destacan por su contundencia defensiva. El plan salió bien hasta que las fuerzas aguantaron porque, como indiqué antes, no hay equipo en esta categoría tan superior como para controlar de cabo a rabo. Incluso, lo diseñado se fue cumpliendo a pies juntillas con el tanto de Quique. Por lo tanto, nada que objetar a una primera mitad arriesgada, pero modélica. El problema vino tras el descanso por varias razones, algunas propias, como el débil sistema defensivo y otras ajenas, como la respuesta de un contrario que también se la jugaba. Había que dar una contestación ante el nuevo escenario, cambiando la mentalidad y el sistema. Al comienzo de la segunda mitad el adversario comenzaba a entrar por las bandas, las que defienden dos laterales endebles para lo que se avecinaba. ¿Por qué entonces siempre abogo por la línea defensiva de cinco para esta campaña? Porque los partidos duran 90 minutos y el equilibrio, que no tiene la plantilla con unos laterales tan ofensivos, se pierde cuando hay que cambiar el chip, y en la segunda fase del choque tocaba defender y salir al contragolpe. Se gastaron excesivas energías al comienzo en dominar por completo al Huesca en su propio estadio, en verdad no cabía otra con defensa de cuatro, y sin embargo no se previó que los de Anquela iban a disponer de su oportunidad. La única solución pasaba por reforzar y agotar los tres cambios. Lo lamentable es que un ausente Gorosito dejó morir a su equipo inexplicablemente, como si al técnico argentino le hubiesen suministrado cloroformo. Anquela movía con desesperación y valentía sus piezas, mientras que Gorosito realizó los cambios tarde y mal. Cuando el choque, pese al creciente dominio del Huesca, estaba para darle la puntilla con la defensa adelantada de los oscenses, el entrenador almeriense mantuvo en el terreno de juego a Uche, que ya hizo su labor con la asistencia del gol, y no introdujo ningún delantero veloz, ni apuntaló el centro del campo con un jugador fresco que cumpliera con una doble misión clave: ayudar a la parcela central y auxiliar a la hora de defender como un falso central. Cuando quiso reaccionar después del empate, Gorosito remató la faena contando hasta el final con un exhausto Uche y certificando el desastre con las dos últimas sustituciones, estando ya el partido casi sentenciado, más por la dinámica del mismo que por el estrecho marcador. El equipo necesitó durante el segundo tiempo de la ayuda de su técnico, el mismo que ordenó vaciarse desde el principio, pero a la hora de la verdad lo que se obtuvo fue la inoperancia de una entrenador que ahogó a su conjunto y luego no supo lanzarle un salvavidas de refuerzo.

domingo, 1 de mayo de 2016

Si hay que ir se va, pero ir para nada...


Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería

Servidor tiene un cometido semanal en este rotativo, el de emitir la opinión de cada encuentro de la UDA, como el de mis compañeros que, tras cada partido, trabajan para ofrecer un extenso cuadernillo de deportes. ¿Se imaginan si los protagonistas que nos conciernen no cumplieran con parte de su quehacer semanal? Pues eso mismo ocurrió en Soria. No se trata de no tener acierto, ni de escoger por parte del técnico la táctica equivocada, ni siquiera de dejarse llevar ante una inminente conquista del objetivo. Se trata de desplazarse a Soria para disfrutar de un supuesto relax después de tantas jornadas en la boca del lobo. Lo malo es que se vuelve a la boca del lobo y a confiar en que los rivales no sumen de tres en tres. Y todo, repito, por ir a Soria con una excesiva relajación, a verlas venir. Se puede perder intentándolo o incluso disputar un choque ridículo como el de Albacete, por no plantear bien un partido o una temporada, pero lo que es inadmisible es que se dispute, entre comillas, un encuentro patético en lo que se refiere a la actitud, sobre todo en su  primera mitad. Si aun se viene de una racha positiva, con un sistema consolidado y sin la agobiante presión psicológica del que se creía candidato al ascenso y se ve hundido en la cola, frente a un rival medio salvado, la cosa ya pasa de castaño a oscuro. Lo que corrobora toda esta retahíla son las escasas oportunidades del Numancia, que con su exigua anticipación se impuso con claridad. En el primer tanto encajado (ya se veía venir lo que después acontecería) Unai Medina pudo entrar en el área como Pedro por su casa para batir sin remisión a Casto, que ayer fue acribillado, más que  por el adversario, por la pasividad de sus compañeros. Lo peor vino al comienzo de la segunda mitad, ya que el tanto de Alex Alegría delineó a la perfección al desdibujado e inerte conjunto de Gorosito, a pesar de la supuesta bronca del descanso. De ahí al final un acoso estéril en busca de lo imposible. En el fútbol actual ningún equipo se puede relajar y si no que se lo pregunten a los jugadores del Barça. Tan solo se podría destacar el tesón de Dubarbier. A veces uno se pregunta el porqué de la continuada titularidad del lateral argentino, pese a sus cuantiosos errores de antaño y a los numerosos entrenadores que han pasado por el banquillo almeriense, que al final siempre cuentan con su concurso. Y es que su lucha y constancia a veces vale más que su escaso acierto. Otro jugador al que nada se le puede reprochar es a Quique. Tampoco en la tarde de ayer. Siempre luchador, combativo, se encontró solo ante la marabunta de jugadores sorianos en busca de certificar una permanencia que ya tenían medio asegurada. No destaco a Quique por su excelente temporada, pese a que eran otros los que venían de estrella con sueldos acordes a su fama, sino que en Los Pajaritos se fajó como el máximo goleador almeriense acostumbra. Toca seguir sufriendo. Servidor semanal de ustedes no va a bajar la guardia en pos de poner un minúsculo granito de arena para ayudar a salvar una categoría capital para el club y nuestro entorno.