lunes, 22 de febrero de 2016

O cómo dar vida al enemigo

Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería

Sustituir a Chuli para dar entrada a Lolo Reyes pasa a ser de los errores más claros que se han visto últimamente. Tapar ese fallo con la expulsión de Quique, es subestimar a los aficionados.

La primera conclusión a extraer es clara: se ha perdido demasiado tiempo en la adaptación a la categoría. Todos los equipos juegan parecido, con orden e intensidad, pero sobre todo con seguridad defensiva. La prolongada falta de este último concepto ha llegado a provocar la histeria en una plantilla que no es inferior a ninguna otra. Pero en Segunda cuenta más la disciplina que la propia calidad. Todo esto viene a colación por el choque en Mendizorroza entre el líder destacado de la categoría y un equipo en descenso. Y no es porque el Almería, con interesantes jugadores, se lo pusiera difícil al Alavés, sino que el Llagostera se lo puso igual de complicado al líder en el mismo escenario de ayer. Ahora se está en la onda, pero no es suficiente, porque para lograr la salvación hay que completar un final de campaña al nivel de los mejores. Como se viene confirmando, la línea con cinco defensas no es la panacea, pero sí permite competir de tú a tú con cualquier rival. La razón es muy sencilla y se pudo visualizar a las claras en Vitoria. Michel y Dubarbier disputaron un gran partido. Incluso al lateral brasileño se le vio merodear el centro del campo en sus continuas idas y venidas. ¿Alguien se imagina lo que pasaría con defensa de cuatro, incluyendo a ambos laterales? Bueno, no es tan complicado adivinarlo, lo llevamos padeciendo desde el mes de septiembre; alfombra roja a los rivales por los extremos y desesperación. Ya sabemos lo que genera un tanto en contra, nervios, desubicación y falta de confianza, que se agiganta con el paso de las jornadas. No sé si se salvará la UDA, pero no hay otra que seguir así. El problema viene cuando los errores, que en un contexto normal no representan gran cosa, se cometen en esta situación límite. Y en el que incurrió Gorosito fue tan grave que costó dos puntos, que ojalá no sean decisivos para la permanencia. De momento la victoria, además de confianza y moral, hubiera permitido estar a tiro de piedra de la salvación. Una cosa es buscar la seguridad defensiva cuando las características del choque la demanda, y otra es asustarse cuando simplemente se observaba a las claras que el partido tenía fases de alternancia. Hombres sí, pero el sistema estaba funcionando a las mil maravillas. Sustituir a Chuli para dar entrada a Reyes, pasa por ser uno de los errores más claros que se han visto últimamente. Fue como dar vida a un enfermo que poco a poco se desesperaba. Tapar dicho error con el desafortunado incidente de la expulsión de Quique, como intentó Gorosito al término del choque, es subestimar a los aficionados almerienses, que en un buen porcentaje se dieron cuenta de la metedura de pata del técnico argentino. Extrayendo lo positivo, se vio con claridad que esta plantilla no es tan mala como se dice, ni tan buena como se decía, pero que rivaliza como la que más. Precisamente la igualdad hace que un mal sistema llegue a condenar al conjunto de Segunda que se atreva a ser demasiado valiente. Ahora llega la final ante el Albacete, con la soga al cuello y dos puntos menos de oro.

domingo, 14 de febrero de 2016

La misma película de romanos

Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería
 
Vélez no es Morcillo, ni por asomo, pero arropado puede disimular. Goñi no es Dubarbier, pero en este caso, no hay disimulo alguno. La película de terror de la segunda parte, es repetitiva.

El camino hacia la esperanza que había escogido la UDA tan solo tiene un carril, y es el de la seguridad defensiva. Sin la debida paciencia, un término que va unido a la madurez y el buen hacer, se corre el riesgo de perecer antes de la meta. Este preludio viene a colación por el avance obtenido en las dos últimas jornadas previas al choque ante el Lugo, al amparo de un sistema que, pese a no tener buen cartel, le está sirviendo a más de un conjunto de Segunda para aspirar al ascenso. Ya no digamos para los que luchan por salir del fondo de la clasificación, si es que además se partía con la idea de aspirar a lo más alto. El ejemplo más próximo a lo expuesto, lo visualizamos ayer en el Mediterráneo. De nuevo tres centrales fueron de la partida, con dos laterales adelantados; tanto, que el propio Gorosito manifestó que ambos carrileros tenían orden de permanecer, como base de operaciones, próximos al centro del campo. El primer problema que se suscitó fue el de los hombres. Vélez no es Morcillo, ni por asomo, pero arropado puede disimular. Goñi no es Dubarbier, pero en este caso no hay disimulo alguno. El éxito que comenzó a fraguarse en las últimas semanas, con un esquema en el que los jugadores rojiblancos se sentían más seguros y cercanos entre ellos, se resquebrajaba un tanto debido a las características de Vélez y Goñi. Aun así al Lugo se le mantuvo a raya porque, durante la primera mitad, ni intervino Casto. Tan solo hacía falta buscar una solución en ataque tras la reanudación, que permitiera encontrar una vía más profunda sin tener que debilitar la seguridad y la estructura, por muy sobria y aburrida que ésta fuera. La referida paciencia para continuar por la esperanzadora senda se truncó, al creer que el sufrimiento padecido antaño con una zaga menos poblada (apuesta suicida para esta categoría), no se iba a reproducir. Reducción numérica en defensa, primera oportunidad visitante y primera en la frente. Ya sé que Vélez no es Ximo, y que quizá el granadino hubiese resuelto con su rapidez la papeleta, pero la película de terror que presenciamos al comienzo de la segunda parte, ya la hemos visto esta temporada demasiadas veces. A partir de ahí, un imposible, o sea, encontrar huecos en ataque estático ante una roca más de Segunda. De hecho, los tantos de la victoria ante el Zaragoza llegaron en sendas transiciones ofensivas. Y es que en la actual categoría de plata, el balón parado y los contragolpes facilitados por el robo del esférico representan un tanto por ciento muy elevado del éxito en ataque. Repito una vez más, las características de esta Segunda A y, sobre todo, la actual tesitura en la que se encuentra la UDA, requiere un esquema con tistes defensivos sin olvidar que, gracias a la disposición de los laterales, dicho sistema con tres centrales no está exento de poder ofensivo. No importa ahora que se llegue con peligro más o menos, sino que interesa sobremanera no encajar y aprovechar las oportunidades que se tengan. Nos lo están haciendo los contrarios, tal cual, desde el comienzo de temporada, y no nos queremos enterar.

lunes, 8 de febrero de 2016

La esperanza se convierte en realidad

Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería

Como no podía ser de otra manera, la fortaleza del sistema defensivo ha resultado ser clave. Se le ha jugado de tú a tú a dos gallitos con un saldo de cuatro puntos e interesantes sensaciones.

Ahora sí. La mejoría ya es un hecho y no una ilusión. No quisiera lanzar las campanas al vuelo, pero parece que al fin se ha dado con un sistema idóneo para afrontar el tortuoso camino de Segunda. Y como no podía ser de otra manera, debido a la situación angustiosa y al propio guion de la categoría, la fortaleza del sistema defensivo ha resultado ser clave. No solo por la disposición de la zaga con tres centrales, sino porque desde ahí se fragua un esquema racional que permite disponer de un compañero cerca, de defender sin conceder apenas espacios y de anticiparse en los balones divididos. Como un Messi no hay en cada equipo, dicha distribución es crucial. Pero es que ni siquiera con un Messi sobre el césped se puede triunfar si no existe orden táctico; y si no, preguntemos en Argentina. El choque se pudo ganar o perder, enfrente estaba un conjunto que jugaba en su inhóspito estadio y que con la victoria se aupaba al segundo puesto. Pero a la UDA bien poco le importa esa circunstancia, porque está en un tris de engancharse con los que luchan por la salvación o de hundirse en la desesperación. Si se hubiese estado en una coyuntura más usual, el encuentro se hubiera englobado dentro de un típico enfrentamiento entre dos aspirantes. De ahí, el mérito del punto cosechado pese a la delicada situación. Vuelvo a incidir en las ventajas del actual sistema: los laterales, los más sacrificados y claves en este esquema, se sienten relativamente cómodos. Dubarbier está empezando a perecerse a aquel jugador que destacaba en el Córdoba partiendo desde el centro del campo, en una labor similar a la de un interior al uso. Ahora recorre toda la banda, que tanto gusta al argentino, sin embargo su lateral siempre se encuentra cubierto. Míchel es otro correcaminos que encaja en esta nueva apuesta. Lo malo es que el brasileño no está todavía al 100 %. Cuando lo esté, se puede salir con la flamante disposición. Los centrales no pierden el sitio como antaño. Si alguno de ellos comete un error, hay remedio. Saveljich es de los jugadores que no destacan pero que cumplen, que ya es bastante. Ximo es la escoba del trío, por su rapidez, y Morcillo aporta contundencia. Zaragoza y Osasuna solo han logrado un tanto frente a la UDA en 180 minutos. Fatau y José Ángel ya no pierden el sitio por tener que ayudar a la zaga, aparte de encontrar siempre a los laterales en banda, y los delanteros distribuyen con más fluidez al disponer de más espacios y recibir con peligro desde el extremo. El resultado final es que hasta el momento se le ha jugado de tú a tú a dos gallitos. Cuatro puntos e interesantes sensaciones. La reválida llegará el sábado ante el Lugo. Si se mantiene la misma dinámica, y además se vence, volveremos a ser uno más en la lucha por no descender, en la que soñadores de ofensivos esquemas de Play Station nos metieron al aplicar, nada menos que en Segunda, un sistema utópico para unos jugadores correctos. Tan solo hace motivar a algunos como Pozo, Iván o Puertas que, con el actual sistema, tienen mucho que decir. 

lunes, 1 de febrero de 2016

De sabios es rectificar

Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería

Nunca lo oculté, el 1-5-3-2 es mi sistema favorito porque es defensivo y ofensivo a la vez y, como se vio, funcionó a la perfección. Orden y concierto deben estar acompañados de individualidades.

Es curioso. El día que se apuesta por la retaguardia más poblada, se juega con fluidez y, por ende, se llega a la portería contraria con más peligro. Quizá no es la idea con la que se partió el pasado mes de agosto. En teoría, una plantilla poderosa recién descendida de primera tenía el deber de dominar al contrario en casi todos los choques de la campaña; en los de casa, ni se planteaba tal cuestión. Con esta absurda pretensión ofensiva han ido pasando las jornadas a la espera de una remontada que nunca llegó. Como recordé en mi anterior misiva, Carrillo fue quien lo vio más claro al alinear en alguna ocasión tres centrales, aunque la suerte le fue esquiva en momentos decisivos. Y llegó el encuentro de ayer para que, en este caso Gorosito, se volviera a incidir en algo que llevo reivindicando desde estas líneas una semana sí y otra también, la seguridad defensiva, ya sea con una zaga de cinco, ocupando los laterales una gran extensión del terreno de juego o con un centro del campo muy físico. Las circunstancias obligan a ello y quien no lo quiera ver así vive en los mundos de Yupi futbolísticos. ¿Qué consecuencias más inmediatas proporcionó el sistema que en su día puso de moda Toshack? Para comenzar y festejar, el buen partido de Dubarbier. Es lógico, el argentino está fuera de su zona en infinidad de ocasiones. Es más bien un interior y ahí desempeña su función con acierto. Si ya supiera centrar, igual hasta lo llamaban para la albiceleste. Asimismo, Iago no tuvo que preocuparse tanto por ser un lateral nato y se sumó al ataque en innumerables ocasiones. La clave de este sistema radica en estas dos figuras, unos laterales que recorren todo el campo realizando una triple función defensiva, organizativa y creativa. Si ellos cumplen, todas las líneas se benefician. Los tres centrales, sobre todo Ximo, estuvieron expeditivos, tapando las carencias del mismo Dubarbier. Tan solo al final, producto de decepciones pasadas, se sufrió de más. Los centrocampistas siempre se encontraban apoyados por las bandas y los delanteros estaban encantados de recibir balones desde el extremo. Nunca lo oculté, es mi sistema favorito porque es defensivo y ofensivo a la vez y como se vio en la mañana de ayer, funcionó a la perfección. Incluso, en algunas fases del choque los rojiblancos presionaron como nunca, gracias a la ocupación racional del terreno de juego y al resultado favorable que otorga confianza. Ese punto de agresividad sí lo eché en falta durante la primera mitad. No solo de circular el esférico con fluidez se vive, y más en Segunda. El orden y el concierto debe estar acompañado de las individualidades, y en esta materia Quique destaca como el jerarca absoluto. De sus botas partieron los dos tantos de Chuli (muy débil en el cuerpo a cuerpo). El trabajo estajanovista de José Ángel durante todo el choque no debe caer en saco roto. Todas estas virtudes expuestas, hacen que en cada partido se pueda estar más cerca de vencer que de otra cosa. El adversario también juega y nadie puede asegurar la victoria, pero hay una serie de preceptos mínimos de obligado cumplimiento.