lunes, 27 de enero de 2014

Madurez

Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería

Me alegré cuando el Almería anunció el fichaje de Tébar. En el Girona sobresalía su poderosa efigie distribuyendo el juego con autoridad. Con el paso de las jornadas mi ilusión se ha desvanecido tanto, que no vería con malos ojos una incorporación de última hora en el centro del campo. La obligada ausencia de Verza destapó el escaso fondo de armario que tenemos en una posición básica para lograr la salvación. Eso sin contar con el monumental error del centrocampista madrileño con su cesión a Esteban, de los que pueden costar a la larga una permanencia. Menos mal que nuestro guardameta reaccionó con éxito. Como presumo que el club no realizará incorporación alguna en esa zona, animo a Tébar a que espabile de una vez por el bien de todos. Durante la primera mitad eché en falta al mejor Corona, más control en la parcela central, pero la regla no escrita del fútbol siempre compensa. La mala suerte que tuvimos en Getafe se amortizó con creces. En los peores instantes no hubiese sido descabellado ordenar a los suplentes que calentaran, para al menos intimidar a los titulares. Con el tanto de Jonathan (menos mal que se incorporó a la primera plantilla) el escenario cambió y ya aparecieron algunas de las virtudes de este equipo, sobre todo la madurez, que con el paso de las jornadas nos ha permitido sumar los puntos que se nos escaparon cuando se jugaba de cine pero se hacía el primo. Cada vez que sacamos a relucir el romanticismo futbolístico nos vamos de vacío, por eso fue tan importante ayer el sacrificio de todos para dejar la portería a cero. Hasta Suso se involucró de lleno y fue correspondido con una fuerte ovación al abandonar el césped. Si digo que Jonathan, Azeez y Trujillo, cada uno en su posición, destacaron sobremanera, no voy mal encaminado ¿no? Pues no hay que olvidar de dónde proceden y que la idea canterana de Alfonso García se consolida. Por ello fue tan importante la victoria del filial en Sanlúcar de cara a conservar la categoría, en el debut de Miguel Rivera. 

lunes, 20 de enero de 2014

Vuelta a la normalidad

Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería
 
La moderada satisfacción pese a la derrota tiene su lógica. Tras la imagen ofrecida en San Mamés y en el Mediterráneo en Copa, los viejos fantasmas volvieron a aparecer. Aquellos temores que situaban a nuestro equipo en Segunda para estas fechas y que parecieron disiparse con el encuentro ante el Granada. Ni una cosa ni otra. Ni se jugó tan desastroso ni tan brillante. Seguimos luchando por evitar el descenso con nuestras carencias, similares a las de nuestros compañeros de viaje. En principio la idea de Francisco no era mala, no erró como en Bilbao. Si en San Mamés se debió haber cubierto con mayor garantía el entramado defensivo, ayer acertó nuestro técnico al intentar desactivar el punto fuerte de nuestro rival, su creación en la parcela central. Pero para nuestra desgracia las casualidades no existen, y si somos uno de los conjuntos que más tantos encajan no es solo por nuestra debilidad defensiva, sino por los regalos que solemos conceder. Le ocurrió anteayer al Rayo y ayer a nuestro equipo. El primer gol y el penalti de Rafita fueron evitables. Obviando nuestra generosidad, se disputó un partido aseado tirando a bueno, pero las buenas intenciones no dieron para más. Poca creación, faltas bombeaditas sin peligro y centros nefastos, aniquilaron las aspiraciones ofensivas. Por esa razón se recurrió a tanto disparo lejano. Quien se prodigó en varias ocasiones fue Suso, que lentamente parece volver por sus fueros, si bien debe pensar que sus compañeros no son espectadores de lujo. Al menos logramos hacer dudar al Villarreal, que estaba teniendo dificultades en su estadio a pesar del temor con el que se acudió. Sin contar el encuentro de ayer, solo había ganado un partido de los cinco últimos disputados en El Madrigal. A partir de ahora hay que pensar en el futuro inmediato y extraer las consecuencias positivas, como la acertada titularidad de Jonathan. El burkinés promete. La mini recuperación de Suso también es bienvenida, máxime cuando se acercan las jornadas clave. Abróchense los cinturones. 

miércoles, 15 de enero de 2014

Demasiada tensión

Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería
 
 Yo nunca acudo a ver un partido del Almería para divertirme, sino que solo busco que mi equipo gane; si luego juega bien, mejor. Pero de ahí a terminar durante la primera parte una bolsa completa de pipas por puro aburrimiento, existe una gran diferencia. Se atisbaba que lo determinante estaba por llegar tras el descanso. La Copa tiene esa magia, es el todo o nada, grandes contra pequeños. Un conjunto superior con relativo interés por pasar y otro inferior que convierte cada triunfo en una heroicidad. Los nuestros carecieron de intensidad y claridad de ideas, volvieron a jugar los menos habituales (con tres titulares) y el ambiente no ayudaba, pero creo que algunos aficionados no supieron estar a la altura de las circunstancias. El Racing apenas se acercó con peligro aunque supo aprovechar su primera oportunidad. A partir de ese momento pienso que las críticas hacia los rojiblancos fueron excesivas. No se jugó nada bien, repito, pero por la razón que fuere ya había una animadversión excesiva cuando la eliminatoria estaba todavía en el aire. Suso, en bajo estado de forma, estuvo voluntarioso y fue el más incisivo, sin embargo recibió demasiados pitidos. Con esto no pretendo denunciar una actitud lícita que siempre defendí, el derecho que tiene de protestar el que paga, pero algunos pitos no venían a cuento en determinados momentos. Eso sí, se jugó andando, nos superó el rival a base de buena colocación (es la segunda vez seguida que ocurre) y el guardameta contrario casi ni intervino. Ahí, nada que objetar, y los gritos de enfado al final tenían toda su justificación. La Copa es un torneo comparsa, sin interés, donde las situaciones como las de anoche acontecen todas las temporadas, pero no hay que darle mayor importancia. Observemos los resultados en liga del Sevilla después de la hecatombe en Copa ante nuestro mismo adversario: victoria en Villarreal, ante el Getafe en su estadio y empate en Elche. Yo firmaba ahora mismo semejante frecuencia en la liga, la competición que de verdad nos conviene.

domingo, 12 de enero de 2014

Harakiri

 Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería

Cualquiera que hubiese analizado por encima la previa en San Mamés, habría apostado por una defensa de tres centrales. Sin duda alguna, era el antídoto más potente frente a la forma de atacar del conjunto de Valverde en su estadio. Cualquier otra propuesta estaba abocada al desastre, salvo circunstancia extraordinaria. Sin embrago se apostó por repetir el once del encuentro ante el Granada, en una de esas manías de los entrenadores por no tocar lo que funciona, pese a ser un escenario diferente frente a un rival distinto. Ni siquiera el destino nos alargó la ilusión. En diez minutos, todo lo que se previó con realismo en el mejor de los sueños, aconteció con rigor. ¿Que dio la impresión de que el equipo jugó bien en la primera mitad? Puede ser, pero no nos engañemos, aparte del desequilibrio defensivo ante semejante aluvión, los nuestros jugaron un fútbol medianamente dinámico en zona de nadie. Ni se atacaba ni se defendía bien. Además, al igual que en otros días Esteban estuvo inconmensurable, en los dos primeros tantos el guardameta asturiano anduvo flojo, al tomar decisiones erróneas. El meta, como cualquier profesional, debe aceptar y estar a las duras y a las maduras. Tras el vendaval del primer tiempo Francisco no corrigió el desaguisado, máxime cuando el resultado al descanso era esperanzador comparado con el desarrollo del juego. Por esa razón no entiendo por qué no se encaró la segunda mitad con los dos cambios que pedía gritos el equipo. De hecho, la entrada de Jonathan reflejó su superioridadsobre Óscar Díaz. El balance al final de la primera vuelta debe ser positivo. Si nos dicen en el descanso del partido celebrado en Mestalla, con tres puntos y perdiendo, que íbamos a encontrarnos así ahora, nos habrían tildado por locos. Según la puntuación del antepenúltimo en el ecuador de la competición, y teniendo en cuenta las estadísticas de otras temporadas, estimo que la salvación para esta campaña estará en 36 o 37 puntos. ¡A por ellos!

domingo, 5 de enero de 2014

Recuerdos de Maguregui

Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería

Aquellos fueron instantes grabados a sangre y fuego que perdurarán en mí hasta que la memoria me lo permita. Basta con prender una pequeña mecha para que comience a rememorar un sinfín de relatos futbolísticos vividos in situ a partir de los nueve años. Fue, cómo no, la época dorada de las largas colas para llegar al Franco Navarro, de las dificultades de acceso al estadio sorteando la tierra o el barro que rodeaban al recinto, de las peleas reales y ficticias en la grada, de la Peña Los Churros, de los petardos a la salida triunfal de la Agrupación o del fútbol destilando olor a puro y sabor a combatividad. De cuando numerosos aficionados se abrazaron emocionados a otros desconocidos, una vez consumada la remontada ante el Betis que abrió la puerta del ascenso a primera. También de cuando todos gritamos gol al ver la gorra del portero bético Esnaola dentro de la portería. O si no, de un aficionado sentado a mi lado que estalló minutos antes del ascenso ante el Castellón, exclamando que no imaginaba ver los carteles de un encuentro entre la AD Almería y el Real Madrid. De la primera victoria en primera ante el Zaragoza, con tanto de Rojas y el césped quemado. De cuando la directiva batió un récord al fijar la entrada ante el Madrid en 2.000 pesetas. Además, la visita merengue mostró la cara más chulesca de Pirri, que afirmó desconocer dónde se situaba Almería. De cuando Juanito aplaudió a Paniagua tras una habilidosa acción del lateral. De la primera visita de José María García frente al Sporting. De cuando Maguregui acompañó a Murua a la preselección del combinado nacional. Del mítico 3-0 endosado al Athletic en los primeros 20 minutos. De no conocer la derrota en casa con Maguregui en las dos temporadas que nos entrenó, tanto en segunda como en primera, y de su polémica decisión de firmar posteriormente por el Español. Y cómo no, de no poder visualizar repetidas por Estudio Estadio todas aquellas gestas de los domingos, que nunca llegaban a tiempo de emitirse los lunes. Al menos, guardo como oro en paño aquel reportaje de Informe Semanal del ascenso. De todo esto y de más, conservo el entrañable recuerdo de Maguregui ligado a Almería.