lunes, 20 de enero de 2014

Vuelta a la normalidad

Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería
 
La moderada satisfacción pese a la derrota tiene su lógica. Tras la imagen ofrecida en San Mamés y en el Mediterráneo en Copa, los viejos fantasmas volvieron a aparecer. Aquellos temores que situaban a nuestro equipo en Segunda para estas fechas y que parecieron disiparse con el encuentro ante el Granada. Ni una cosa ni otra. Ni se jugó tan desastroso ni tan brillante. Seguimos luchando por evitar el descenso con nuestras carencias, similares a las de nuestros compañeros de viaje. En principio la idea de Francisco no era mala, no erró como en Bilbao. Si en San Mamés se debió haber cubierto con mayor garantía el entramado defensivo, ayer acertó nuestro técnico al intentar desactivar el punto fuerte de nuestro rival, su creación en la parcela central. Pero para nuestra desgracia las casualidades no existen, y si somos uno de los conjuntos que más tantos encajan no es solo por nuestra debilidad defensiva, sino por los regalos que solemos conceder. Le ocurrió anteayer al Rayo y ayer a nuestro equipo. El primer gol y el penalti de Rafita fueron evitables. Obviando nuestra generosidad, se disputó un partido aseado tirando a bueno, pero las buenas intenciones no dieron para más. Poca creación, faltas bombeaditas sin peligro y centros nefastos, aniquilaron las aspiraciones ofensivas. Por esa razón se recurrió a tanto disparo lejano. Quien se prodigó en varias ocasiones fue Suso, que lentamente parece volver por sus fueros, si bien debe pensar que sus compañeros no son espectadores de lujo. Al menos logramos hacer dudar al Villarreal, que estaba teniendo dificultades en su estadio a pesar del temor con el que se acudió. Sin contar el encuentro de ayer, solo había ganado un partido de los cinco últimos disputados en El Madrigal. A partir de ahora hay que pensar en el futuro inmediato y extraer las consecuencias positivas, como la acertada titularidad de Jonathan. El burkinés promete. La mini recuperación de Suso también es bienvenida, máxime cuando se acercan las jornadas clave. Abróchense los cinturones. 

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