Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería
Como no podía ser de otra manera, la fortaleza del sistema defensivo ha
resultado ser clave. Se le ha jugado de tú a tú a dos gallitos con un
saldo de cuatro puntos e interesantes sensaciones.
Ahora sí. La mejoría ya es un hecho y no una ilusión. No quisiera lanzar
las campanas al vuelo, pero parece que al fin se ha dado con un sistema
idóneo para afrontar el tortuoso camino de Segunda. Y como no podía ser
de otra manera, debido a la situación angustiosa y al propio guion de
la categoría, la fortaleza del sistema defensivo ha resultado ser clave.
No solo por la disposición de la zaga con tres centrales, sino porque
desde ahí se fragua un esquema racional que permite disponer de un
compañero cerca, de defender sin conceder apenas espacios y de
anticiparse en los balones divididos. Como un Messi no hay en cada
equipo, dicha distribución es crucial. Pero es que ni siquiera con un
Messi sobre el césped se puede triunfar si no existe orden táctico; y si
no, preguntemos en Argentina. El choque se pudo ganar o perder,
enfrente estaba un conjunto que jugaba en su inhóspito estadio y que con
la victoria se aupaba al segundo puesto. Pero a la UDA bien poco le
importa esa circunstancia, porque está en un tris de engancharse con los
que luchan por la salvación o de hundirse en la desesperación. Si se
hubiese estado en una coyuntura más usual, el encuentro se hubiera
englobado dentro de un típico enfrentamiento entre dos aspirantes. De
ahí, el mérito del punto cosechado pese a la delicada situación. Vuelvo a
incidir en las ventajas del actual sistema: los laterales, los más
sacrificados y claves en este esquema, se sienten relativamente cómodos.
Dubarbier está empezando a perecerse a aquel jugador que destacaba en
el Córdoba partiendo desde el centro del campo, en una labor similar a
la de un interior al uso. Ahora recorre toda la banda, que tanto gusta
al argentino, sin embargo su lateral siempre se encuentra cubierto.
Míchel es otro correcaminos que encaja en esta nueva apuesta. Lo malo es
que el brasileño no está todavía al 100 %. Cuando lo esté, se puede
salir con la flamante disposición. Los centrales no pierden el sitio
como antaño. Si alguno de ellos comete un error, hay remedio. Saveljich
es de los jugadores que no destacan pero que cumplen, que ya es
bastante. Ximo es la escoba del trío, por su rapidez, y Morcillo aporta
contundencia. Zaragoza y Osasuna solo han logrado un tanto frente a la
UDA en 180 minutos. Fatau y José Ángel ya no pierden el sitio por tener
que ayudar a la zaga, aparte de encontrar siempre a los laterales en
banda, y los delanteros distribuyen con más fluidez al disponer de más
espacios y recibir con peligro desde el extremo. El resultado final es
que hasta el momento se le ha jugado de tú a tú a dos gallitos. Cuatro
puntos e interesantes sensaciones. La reválida llegará el sábado ante el
Lugo. Si se mantiene la misma dinámica, y además se vence, volveremos a
ser uno más en la lucha por no descender, en la que soñadores de
ofensivos esquemas de Play Station nos metieron al aplicar, nada
menos que en Segunda, un sistema utópico para unos jugadores correctos.
Tan solo hace motivar a algunos como Pozo, Iván o Puertas que, con el
actual sistema, tienen mucho que decir.
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