Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería
Nunca lo oculté, el 1-5-3-2 es mi sistema favorito porque es defensivo y ofensivo a
la vez y, como se vio, funcionó a la perfección. Orden y concierto deben
estar acompañados de individualidades.
Es curioso. El día que se apuesta por la retaguardia más poblada, se
juega con fluidez y, por ende, se llega a la portería contraria con más
peligro. Quizá no es la idea con la que se partió el pasado mes de
agosto. En teoría, una plantilla poderosa recién descendida de primera
tenía el deber de dominar al contrario en casi todos los choques de la
campaña; en los de casa, ni se planteaba tal cuestión. Con esta absurda
pretensión ofensiva han ido pasando las jornadas a la espera de una
remontada que nunca llegó. Como recordé en mi anterior misiva, Carrillo
fue quien lo vio más claro al alinear en alguna ocasión tres centrales,
aunque la suerte le fue esquiva en momentos decisivos. Y llegó el
encuentro de ayer para que, en este caso Gorosito, se volviera a incidir
en algo que llevo reivindicando desde estas líneas una semana sí y otra
también, la seguridad defensiva, ya sea con una zaga de cinco, ocupando
los laterales una gran extensión del terreno de juego o con un centro
del campo muy físico. Las circunstancias obligan a ello y quien no lo
quiera ver así vive en los mundos de Yupi futbolísticos. ¿Qué
consecuencias más inmediatas proporcionó el sistema que en su día puso
de moda Toshack? Para comenzar y festejar, el buen partido de Dubarbier.
Es lógico, el argentino está fuera de su zona en infinidad de
ocasiones. Es más bien un interior y ahí desempeña su función con
acierto. Si ya supiera centrar, igual hasta lo llamaban para la
albiceleste. Asimismo, Iago no tuvo que preocuparse tanto por ser un
lateral nato y se sumó al ataque en innumerables ocasiones. La clave de
este sistema radica en estas dos figuras, unos laterales que recorren
todo el campo realizando una triple función defensiva, organizativa y
creativa. Si ellos cumplen, todas las líneas se benefician. Los tres
centrales, sobre todo Ximo, estuvieron expeditivos, tapando las
carencias del mismo Dubarbier. Tan solo al final, producto de
decepciones pasadas, se sufrió de más. Los centrocampistas siempre se
encontraban apoyados por las bandas y los delanteros estaban encantados
de recibir balones desde el extremo. Nunca lo oculté, es mi sistema
favorito porque es defensivo y ofensivo a la vez y como se vio en la
mañana de ayer, funcionó a la perfección. Incluso, en algunas fases del
choque los rojiblancos presionaron como nunca, gracias a la ocupación
racional del terreno de juego y al resultado favorable que otorga
confianza. Ese punto de agresividad sí lo eché en falta durante la
primera mitad. No solo de circular el esférico con fluidez se vive, y
más en Segunda. El orden y el concierto debe estar acompañado de las
individualidades, y en esta materia Quique destaca como el jerarca
absoluto. De sus botas partieron los dos tantos de Chuli (muy débil en
el cuerpo a cuerpo). El trabajo estajanovista de José Ángel durante todo
el choque no debe caer en saco roto. Todas estas virtudes expuestas,
hacen que en cada partido se pueda estar más cerca de vencer que de otra
cosa. El adversario también juega y nadie puede asegurar la victoria,
pero hay una serie de preceptos mínimos de obligado cumplimiento.
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