domingo, 1 de mayo de 2016

Si hay que ir se va, pero ir para nada...


Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería

Servidor tiene un cometido semanal en este rotativo, el de emitir la opinión de cada encuentro de la UDA, como el de mis compañeros que, tras cada partido, trabajan para ofrecer un extenso cuadernillo de deportes. ¿Se imaginan si los protagonistas que nos conciernen no cumplieran con parte de su quehacer semanal? Pues eso mismo ocurrió en Soria. No se trata de no tener acierto, ni de escoger por parte del técnico la táctica equivocada, ni siquiera de dejarse llevar ante una inminente conquista del objetivo. Se trata de desplazarse a Soria para disfrutar de un supuesto relax después de tantas jornadas en la boca del lobo. Lo malo es que se vuelve a la boca del lobo y a confiar en que los rivales no sumen de tres en tres. Y todo, repito, por ir a Soria con una excesiva relajación, a verlas venir. Se puede perder intentándolo o incluso disputar un choque ridículo como el de Albacete, por no plantear bien un partido o una temporada, pero lo que es inadmisible es que se dispute, entre comillas, un encuentro patético en lo que se refiere a la actitud, sobre todo en su  primera mitad. Si aun se viene de una racha positiva, con un sistema consolidado y sin la agobiante presión psicológica del que se creía candidato al ascenso y se ve hundido en la cola, frente a un rival medio salvado, la cosa ya pasa de castaño a oscuro. Lo que corrobora toda esta retahíla son las escasas oportunidades del Numancia, que con su exigua anticipación se impuso con claridad. En el primer tanto encajado (ya se veía venir lo que después acontecería) Unai Medina pudo entrar en el área como Pedro por su casa para batir sin remisión a Casto, que ayer fue acribillado, más que  por el adversario, por la pasividad de sus compañeros. Lo peor vino al comienzo de la segunda mitad, ya que el tanto de Alex Alegría delineó a la perfección al desdibujado e inerte conjunto de Gorosito, a pesar de la supuesta bronca del descanso. De ahí al final un acoso estéril en busca de lo imposible. En el fútbol actual ningún equipo se puede relajar y si no que se lo pregunten a los jugadores del Barça. Tan solo se podría destacar el tesón de Dubarbier. A veces uno se pregunta el porqué de la continuada titularidad del lateral argentino, pese a sus cuantiosos errores de antaño y a los numerosos entrenadores que han pasado por el banquillo almeriense, que al final siempre cuentan con su concurso. Y es que su lucha y constancia a veces vale más que su escaso acierto. Otro jugador al que nada se le puede reprochar es a Quique. Tampoco en la tarde de ayer. Siempre luchador, combativo, se encontró solo ante la marabunta de jugadores sorianos en busca de certificar una permanencia que ya tenían medio asegurada. No destaco a Quique por su excelente temporada, pese a que eran otros los que venían de estrella con sueldos acordes a su fama, sino que en Los Pajaritos se fajó como el máximo goleador almeriense acostumbra. Toca seguir sufriendo. Servidor semanal de ustedes no va a bajar la guardia en pos de poner un minúsculo granito de arena para ayudar a salvar una categoría capital para el club y nuestro entorno.

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