Mi artículo, sin riesgo no hay gloria, publicado en Diario de Almería
Gracia advirtió de la dificultad que entrañaba el encuentro de ayer.
Destacaba el técnico la peligrosidad a balón parado y la laboriosidad
del contrario, que supuestamente nos llevaría a disputar un encuentro
con escasa brillantez, teniendo que suplir ésta por la agresividad. El
que avisa no es traidor, pero en el once inicial no se plasmó ninguna
propuesta en forma de antídoto. No me vale la goleada y el buen partido
frente al Sabadell, porque el de ayer era otra historia muy diferente en
un escenario hostil. Eso de no cambiar nada debido al excelente
rendimiento en la jornada anterior, me suena muy mal. Unai Emery, el
supuesto espejo de Gracia, era la antítesis a cualquier teoría
continuista. Pero una vez que se entra con el pie izquierdo y además te
aniquilan a las primeras de cambio con la anunciada peligrosidad a balón
parado, amén del segundo tanto, se tendría que haber vislumbrado alguna
reacción desde el banquillo para tratar de impedir la más que probable
derrota que Razak evitó. Otro hecho a tener en cuenta fue la
superioridad numérica de los nuestros durante la segunda mitad. Si
frente a Villarreal y Barça B se sufrió de lo lindo con uno menos, de
nuevo se volvió a demostrar que esa circunstancia no es tan letal,
porque apenas se apreció supremacía alguna. En la partida de ajedrez
planteada a partir de la expulsión, ¿qué se ideó para acrecentar nuestra
ventaja? ¿Cambiar pieza por pieza como se hizo? ¿No hubiera resultado
más interesante buscar la superioridad en el centro del campo, a fuerza
de sacrificar un jugador de otra línea? ¿Y por qué no se agotaron los
cambios en busca de diferentes alternativas? Éstas son preguntas que
lanzo ante la nula reacción de Gracia. Por el contrario, de nuevo habría
que destacar la entrega absoluta de todos los jugadores, así como la
calidad de Falque (será decisivo para nuestros intereses) y las dos
acciones brillantes de Rafita, en ataque y en defensa, que salvaron la
cara de un partido que llevaba una deriva catastrófica.
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