Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería
Este Almería va de retos. Suele reaccionar cuando se ve con el agua al
cuello y lo hace ante rivales de categoría. El Valencia en la primera
vuelta, así como el Atlético y la Real Sociedad en la segunda, han
servido de estímulo en momentos delicados. Lo malo es que cuando salimos
a flote para respirar con cierta comodidad, aparece el carácter
masoquista de nuestro conjunto, volviendo a dejar las cosas al filo de
la navaja. Sólo con observar los primeros compases del choque de
Valladolid, nos dimos cuenta de que el Almería conformista de Elche o el
apático de Vallecas, se fundieron en uno deambulando sobre el Nuevo
Zorrilla. No se trata de ganarlo todo, pero sí de mostrar una actitud
competitiva al máximo. Ayer sólo se intentó, con más corazón que cabeza,
en las postrimerías del encuentro. Y eso que el Valladolid demostró el
porqué de su clasificación. Tuvo contra las cuerdas a un simulacro de
rival directo, y aun así sufrió al final para vencer. Por eso creo que
en esta temporada descenderán los tres equipos menos malos. La inclusión
de Tébar en el once inicial no nos vino nada bien. No es el tipo de
jugador que puede cubrir con garantía la ausencia de Verza, que pese a
su sorda labor nos acordamos de él cuando no está. Si bien, no es un
problema individual, sino psicológico diría yo. Nuestro conjunto no
posee una calidad suprema ni puede permitirse el lujo de vivir a la
espera de los destellos de Suso, la velocidad de Aleix o de la reciente
lucha sin cuartel de Óscar Díaz, amén de la experiencia de sus vacas
sagradas. Los nuestros deben estar tan metidos en los choques como ayer
lo estuvo Francisco, que poco le faltó para saltar al terreno de juego.
Ahora nos la volvemos a jugar a la ruleta rusa con Osasuna y cada vez
queda menos campeonato. Seguro que los de Javi Gracia estarán
preocupados en espera del Almería ambicioso de turno que sólo reacciona
bajo presión, pero como un día nos toque en suerte la bala de la ruleta a
la que jugamos en demasía, puede que no salgamos nunca más de la UVI.