lunes, 10 de marzo de 2014

Sin Jonathan no hay paraíso

Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería

Alguna jornada de las que quedan en casa nos iba a ocurrir lo acontecido ante el Sevilla. Como decía Chiquito, una mala tarde la tiene cualquiera, y por eso me acuerdo de algunos encuentros que no fueron tildados de auténtica final, como frente al Málaga. Quizá la holgada clasificación, tras el sufrimiento de las primeras semanas, hizo que el conformismo se instalara sin querer en nuestro subconsciente en espera de otros envites. Éstos llegaron y, con mejores o peores sensaciones, la realidad fue que se logró un solo punto de los últimos doce en disputa que nos coloca en una previsible situación, si bien sumamente incómoda después de ver a cierta distancia las plazas de descenso. Aun con todo, y pese a la inesperada victoria del Valladolid, Francisco prescindió de Jonathan. ¿Hasta qué punto nuestro equipo se puede permitir el lujo de relegar al burkinés a la suplencia? ¿Por venir de un largo viaje con su selección? ¿De verdad fue por eso? ¿Alguna razón táctica? No me vale ninguna excusa, ni siquiera la física, tratándose de un jugador tan joven y tan poderoso. Seguramente también habríamos perdido con el concurso inicial de Jonathan, pero para ir sobrados nos queda un largo trecho. El delantero es, hoy por hoy, nuestro jugador franquicia. Suso, su teórico sustituto, no sale del bache en el que él mismo se introdujo. Apenas aportó en alguna acción aislada, con escasas apariciones por banda, mientras que Soriano anduvo incómodo con la cercana presencia del gaditano. El éxito logrado en anteriores choques en el Mediterráneo se cimentó en la seguridad defensiva, aunque como indiqué no siempre se cumplen los preceptos a rajatabla, por lo que siempre habría que tener bajo el brazo un plan B, en este caso ofensivo, tan molesto para los rivales por la velocidad endiablada por las bandas del mismo Jonathan y de Aleix. Por cierto, desconozco la razón de la enorme cola que se produjo a la entrada por tribuna. Numerosos aficionados se perdieron los primeros minutos del choque. Y a petición propia, los últimos.

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