martes, 19 de agosto de 2014

Luces y sombras

Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería

No todo vale. La presentación de los jugadores no estuvo a la altura. La ilusión que se respira en los mentideros futbolísticos es muy superior a lo exhibido. En otras temporadas se llevó a cabo con más tino y no es de recibo que se retroceda, tal y como sucedió con la pésima campaña de abonos. El preludio dejó paso a la función que comenzó muy bien, con un conjunto que apunta alto. Individualidades sobran, como Thomas, Teerasil o Hemed, jugador este último clave. Casi todos los tantos que ha logrado en esta pretemporada vinieron precedidos de acciones de categoría que él mismo generó, y su gol del domingo no fue una excepción. Otro destacable fue Jonathan. Se le ve en forma, con potencia y nuevos recursos. De hecho destrozó al alza todos los test físicos a la llegada de vacaciones. El burkines será pieza importante si Francisco lo aprovecha por la derecha. Es la tercera vez que insisto en el mismo argumento: si Jonathan actúa por la izquierda pierde parte de su capacidad. Le sobra potencia pero carece de habilidad suficiente, por ser diestro cerrado, para encarar a la zaga contraria desde la izquierda en dirección al centro del área rival, con perjuicio adicional para el desdoblamiento del lateral izquierdo. Por la derecha, Jonathan convierte su velocidad en una pesadilla. Otro problema fue la adelantada posición que ocupó Soriano, tanto o mas avanzada que la de Hemed. De esa forma Thomas y Verza permanecieron en inferioridad gran parte del choque, de ahí las peligrosas incursiones del Córdoba, que aun así lo veo justo para la primera división. Se habla de la supuesta debilidad de los centrales, pero por bien que actúen, si no colocamos otra barrera delante de la defensa lo volveremos a pasar fatal. En cuanto a Thievy, podría haber jugado unos minutos. Ni se iba a lesionar por eso ni hubiese acusado el esfuerzo. Diez minutos de marketing en un partido amistoso lucen, porque no hay que olvidar que seguimos en campaña de abonos, y la ilusión se propaga como la pólvora.

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