No sé si por verse con el agua al cuello, por nueva consigna o por
complacer al nuevo técnico, los jugadores del flamante entrenador
hicieron lo que hasta ahora hemos observado a cuentagotas: imprimir una
intensidad superlativa. En cada lance, mínimo dos jugadores del conjunto
de Juan Ignacio Martínez encimaban, cubrían las espaldas del compañero y
provocaban al rival para buscar su error. Otra característica
fundamental del importante triunfo fue la proximidad entre todas las
líneas, algo muy demandado desde esta sección. Es evidente que el Celta
creó peligro, es un buen equipo y jugó en su estadio, pero cuando dichas
líneas se juntan en un bloque que ataca y defiende al unísono, los
grandes de esta liga encuentran dificultades, por lo que los medianos y
pequeños rebajan su porcentaje de éxito ante un Almería que no es tan
ínfimo como algunos han apuntado en las últimas fechas. Hay plantilla
para mantenerse (no vendría mal la llegada de algún refuerzo), pero
como demuestra el Eibar, no sólo de individualidades vive el fútbol. Si
bien, en un puesto tan especifico como el de portero, se puede evaluar
de forma más personal. Ahí, anoche nos llevamos una de las mayores
sorpresas que recuerdo, a tenor de la pretemporada y encuentros de Copa
de Julián. Las suyas fueron hasta ayer malas decisiones a destiempo,
pero en Vigo ha destapado el tarro de las esencias. Es complicado que
un portero llegara tan alto en una cantera como la del Sevilla, algo
tenía que tener además de altura. Pues sí, Julián se sumó a la fiesta
de manera espectacular. No es ya si acierta o yerra, sino que se le vio
seguro bajo palos. Con esa disposición, un jugador y cualquier persona
en la vida, ya tiene mucho ganado. Más no se puede pedir en este debut
liguero de Juan Ignacio Martínez, tres puntos en un estadio complicado,
un equipo solidario con las líneas muy juntas y, sobre todo, mucha
intensidad. Ya lo comentó nuestro nuevo técnico, ahora importa el
resultado (para mí es casi lo único con un Almería en primera). A seguir
así.
Soy Ramón Gómez-Vivancos, enclavado en el Dpto. Comercial de Cope, Cadena 100 y Rock FM. Columnista de Diario de Almería. Contertulio y polemista. Amante y coleccionista de rock. Os invito a debatir sobre la UD Almería, deporte, sociedad y a gozar con el rock de nuestras vidas.
sábado, 20 de diciembre de 2014
martes, 2 de diciembre de 2014
Vivan los tontos
Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería
Comienzo por el final. ¿Cómo es posible que unos jugadores
profesionales puedan cometer un error tan grave que facilitó el 0-1?
Wellington no dejó que el esférico saliera por banda cuando estaba en
fuera de juego. No es lo mismo un saque de banda que un lanzamiento a
balón parado. Con el saque, el adversario puede ser presionado; con el
balón parado, el rival se puede plantar con facilidad y rapidez en el
área contraria. Por desgracia, ocurrió lo segundo. En el último tercio de
partido ya se empezaba a vislumbrar que la victoria, que tuvimos en la
mano al comienzo, pasaba a ser una utopía, pero conservábamos un
punto. Por eso da tanta rabia lo que aconteció. Es cierto que el Almería
salió a por todas, con un equipo ofensivo incluyendo una delantera
internacional por completo. Si pese a disputar en la primera mitad un
encuentro dinámico, con múltiples llegadas, se perdona como Jonathan (su
zurda va de acompañante) o Hemed (telegrafió su disparo), puede ocurrir
que el adversario resurja de sus cenizas y crezca dominar. Sigo
pensando que para un rato no viene mal un sistema tan ofensivo, pero
para la globalidad de un partido habría que sostener mejor la medular
con más efectivos. Y es que durante la segunda mitad ésta se perdió por
completo. El calendario aprieta, el triunfo de casa no llega y el Madrid
a la vuelta de la esquina. En Eibar habrá mucho, por ser benévolo, en
juego.
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