Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería
Se vislumbra una temporada cargada de incógnitas, en la que
el conjunto que aspira al ascenso puede caer en el abismo o viceversa. La
Segunda A se ha convertido en un escenario idóneo para medir la fuerza bruta,
en donde la táctica supera a las individualidades y el tesón aventaja a la
técnica. Algo así como la Premier League inglesa, pero al cubo. Los pasos de la
UDA en estos primeros días de pretemporada no invitan al optimismo, aunque
mejor será esperar. La interpretación del primer fichaje, Corona, puede tener
varias lecturas. En el entorno del club rojiblanco sobrevuela la idea de
recuperar a viejas glorias. Se habló en su momento de Crusat y de otros, vino
Uche y ahora Corona. También Trujillo y hasta Verza parecen estar en la
recámara. Esta entidad ha tenido un pasado glorioso, el mejor de la historia
del fútbol en Almería, y atrae la idea de querer reverdecer viejos laureles,
sin embargo se comete un error. El éxito de la UDA de Alfonso García fue el de
acertar con numerosos jugadores que posteriormente fueron vendidos con éxito.
Esa política dio excelentes resultados. El hecho de pretender que algunos de
esos jugadores vuelvan, conlleva un triple riesgo: nunca más podrán ser
rentables en forma de venta, puede que busquen su acomodo en nuestra capital y,
obviamente, su rendimiento nunca será el de antaño. Con esta reflexión no me
refiero a Corona, ya que su vuelta obedece a otros intereses, por otra parte
arriesgados al ser jugador y a la vez íntimo del técnico, pero se debe tener
cuidado al intentar reverdecer gloriosas etapas con los que ya las hicieron
posible.
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