No fue valiente Oltra. Ante el movimiento de Marcelino tras la expulsión, nuestro entrenador optó por no mover ficha, con una actitud pasiva que acentuó su inacción ante una situación diseñada para los mejores estrategas. De todas formas, la clave pudo estar en el remate de Uche que milagrosamente despejó bajo palos Colsa. La imagen de Javier Alonso inmortaliza nuestra mala suerte. Por cierto, ¿dónde fue Alves al final? ¿A rematar un córner con la posibilidad de perder un punto que ya estaba atado? Aquí, mi artículo de opinión publicado en Diario de Almería.
Pues habrá que resignarse.
ResponderEliminarAlmería es, por demérito propio, carne de segunda.
Un equipo que solo gana dos partidos en casa en 3/4 de liga es un equipo que no se merece ser de primera y no demuestra ser un equipo mejor que otros 3-4 muy fuertes de segunda, con mucha tradición, historia y tablas en la máxima categoría. Y por supuesto, con mucha más afición.
Si bien es cierto que en Almería el "boom primera división" no ha calado hondo entre los potenciales nuevos abonados y la ciudad y la provincia han dado en parte la espalda a su club, no es menos cierto que aún con las limitaciones presupuestarias, mejores decisiones administrativas hubieran ofrecido resultados deportivos más consistentes. Almería ni ha tenido un multimillonario inversor como presidente, ni un gurú como entrenador (sobre todo desde la marcha de Emery), ni unos jugadores comprometidos ni una afición volcada.
Resignación y realismo.
En primer lugar, gracias por su comentario. Creo que todavía no hay que enterrar a un enfermo, eso sí, que todavía está vivo. Por otra parte, el Almería es superior a cualquier equipo de segunda. De eso no tengo ninguna duda. Y los abonados, ¿escasos? Relativamente. Si toda, y digo toda, la provincia estuviera volcada (normal, que en alguna población que todos conocemos se apoye únicamente a su conjunto) y los precios fueran más asequibles, como lo son en otras entidades de primera, igualaríamos como mínimo el número de abonados de varios equipos de nuestra liga. Por último, los jugadores, en su mayoría, están comprometidos. ¡Nos salvaremos!
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