Transcurren los años y siempre me pregunto el porqué se incurre en la
misma sinrazón. Justo cuando se podría obtener una gran rentabilidad
publicitaria, la competición echa el telón hasta el año entrante. Ya sé
que costaría cambiar nuestra mentalidad, pero mucho más extraño resulta
el hecho de programar partidos en días y horas intempestivas, tal y como
nos tienen acostumbrados. Un Barça-Madrid programado, ex profeso, el
día de Navidad a las 17:00 horas, sería sumamente lucrativo. Suelo
mencionar a la Premier League y a la NBA, máximos exponentes del
beneficio económico, pero cierto es que el concepto anglosajón no es el
latino. A los jugadores de nuestra liga no les gustará la idea, pero son
unos profesionales privilegiados y no representaría una excepción,
porque miles de trabajadores españoles trabajan en estas fechas a
destajo.
Dicho de nuevo esto, o sea, como si fuera el discurso navideño
del Rey, centrémonos en la actualidad rojiblanca. Por la calle se
comenta, se dice, se afirma que no hay plantilla suficiente, que el
entrenador está verde y que estamos destinados a pasarlo mal. De
acuerdo, la plantilla es la que es, con nuestro presupuesto, como otras
muchas de la categoría. Se ficha con mesura y se paga religiosamente, no
como otros tramposos. El técnico va cambiando de color y por supuesto
que estamos destinados a sufrir. ¿Quién suponía lo contrario? Lo
importante es avanzar como entidad, con independencia de la categoría,
que nadie lo olvide. Por supuesto que se cometen errores en el camino,
pero si echamos la vista atrás, nunca en Almería se ha cimentado un
proyecto tan serio como fructífero. Quien diga lo contrario, o no conoce
la historia del fútbol almeriense o es un amargado. Frente al histórico
choque ante el Granada ya estarán los nuevos fichajes. Como acostumbro,
no me pronunciaré sobre ellos hasta que evalúe su rendimiento actual,
aunque si se hace una buena reestructuración de la plantilla, el sueño
de la permanencia, inalcanzable hasta bien poco, se puede hacer
realidad.
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