Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería
En los próximos meses se podrá evaluar el valor del punto cosechado,
pero más allá de las cifras, el equipo de Francisco me transmitió
sensaciones contrapuestas. Por un lado se mantuvo la portería a cero,
importante logro, los jugadores se entregaron, acabamos con cuatro ex
integrantes del filial y se sumó con el horizonte del choque plagado de
negros nubarrones. Hasta ahí, lo positivo. Por otro lado vi a un Almería
débil frente a un rival que ni siquiera estuvo irregular como
acostumbra, sino más bien plano. Al aludir a la debilidad me refiero a
la creación ofensiva, aspecto primordial que lidera nuestras virtudes.
¿Cuál es el eslabón que se ha soltado para que nuestra capacidad
creativa fuera tan pobre? Desde mi punto de vista tiene nombre y
apellidos: Suso Fernández. El extraordinario jugador gaditano ya no
brilla como tal, sino como una estrella apagada. Si como decía Simeone
los adversarios sienten cierto respeto por el interesante ataque del
Almería, es por la aportación clave del joven centrocampista
internacional. Entre líneas, Suso ha desempeñado la labor de llave
maestra para abrir muchas puertas, pero sin su concurso me temo que ni
un experto cerrajero nos a va poder ayudar. Nuestra retaguardia me sigue
generando dudas, las de cualquier equipo candidato al descenso, por lo
que solo cabe exigir lo máximo a Suso o si no los aires de su desmelenada
juventud nos van a hacer un flaco favor. La ausencia por lesión de Rodri
también fue importante, pero dentro de lo malo lo mejor que podía haber
pasado es que Óscar Díaz marrara innumerables ocasiones, circunstancia
que no aconteció. Con respecto al penalti que nos pudo dar la victoria,
si la acción se produce en otro estadio de más enjundia, estoy
convencido de que el gol sube al marcador. Como remate, Aguirre imitó
con desacierto a su compatriota Cantinflas en la rueda de prensa, con el
objetivo de sortear la polémica del silbido, que él mismo ejecutó. En
concreto, las respuestas a nuestro compañero Paco Gregorio fueron tan
evasivas como chabacanas.
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