Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería
Vélez ha sido un fijo, pero a la vez la punta del iceberg de una zaga
desastrosa. Ni un gran Quique, ni el mismísimo Messi, podrían enmendar
el dislate defensivo, sin olvidar a los guardametas
A estas alturas nos encontramos ante las siguientes disyuntivas: ¿hay
plantilla para luchar por ascender, tal y como se suponía? Si se atesora
potencial, ¿es Sergi el culpable? ¿O por el contrario se nos vendieron
muy bien las bondades de un plantel justito? En ese caso, ¿son los que
confeccionaron la amplia plantilla los que han errado? Demasiadas
preguntas al aire sin una respuesta clara. De lo que no existe duda
alguna, al menos para mí, es de que los conjuntos que hasta ahora se han
enfrentado a la UDA serían los colistas de la Segunda A de Emery y
Gracia como inquilinos del banquillo almeriense. Esa aseveración me
lleva a pensar que el mermado potencial rojiblanco lo es más por
deméritos propios que por capacidad de los rivales. Sin ir más lejos, lo
acabamos de comprobar ante el Elche, un equipo aseadito, con escasa
técnica individual, que venía de perder por sendas goleadas con los
poderosos Llagostera y Mirandés. Además, con el cartel de conjunto más
goleado de la categoría, tras la UDA. Con estos antecedentes, ¿qué
ocurrió en el Mediterráneo? Pues lo de siempre, pero multiplicado por
diez. Si un conjunto necesita constantemente más de tres tantos por
choque para vencer, muy mal lo lleva, a no ser que responda al nombre de
Madrid o Barça. Ese mal endémico se hace viral, sobre todo porque es
capaz de anular de raíz cualquier atisbo de mejora, aun contando con el
mejor jugador de los 22, Quique. Por contra, Sergi y Rivera han contado a
ciegas con la peor versión de Vélez. Ha sido un fijo, pero a la vez la
punta del iceberg de una zaga desastrosa, por ser sumamente benévolo. El
gol del empate ilicitano parte de un error del central en la que, a
simple vista, era una sencilla entrega a Michel. La posterior falta del
brasileño originó un pseudo penalti en contra de la UDA, dada la
paupérrima colocación defensiva exhibida cada semana a balón parado. El
segundo tanto visitante ni merece un serio análisis. Y en la sentencia
del Elche, el adversario salta en solitario como si de un entrenamiento
se tratase. Así, ni un gran Quique, ni el mismísimo Messi, podrían
enmendar el dislate defensivo, sin olvidar a los guardametas. El débil
plano mental al que tanto alude Rivera puede tener cierta lógica, pero
no todo el mal reside ahí. La UDA no muerde al adversario desde los
tiempos de Melo. El modelo de Alfonso García es preciosista, de gusto
por el toque, sin embargo se debe evolucionar según las circunstancias, y
éstas nos demuestran partido sí y partido también que el fútbol de los
conjuntos de la parte baja de Primera y de los de Segunda, debe ser
ordenado y estructurado por encima de la calidad, con una dosis de
agresividad rayana en el límite permitido. A partir de ahora, no queda
otra que apoyar al técnico que venga y a los nuestros, porque para no
querer regresar a tierras almerienses, Espinosa fue recompensado con una
acalorada ovación del respetable.