Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería
La plantilla parece haber sido diseñada por la muñequita Barbie. Hay
aspectos que dieron la puntilla como un nuevo tanto de falta del Koeman
de turno o el festival de despropósitos de Chuli
Hay días que te lo ponen fácil. Para el desarrollo de esta nueva acta
basta con centrarse en la causa principal de los males de la UDA
plasmados en un minuto, la raíz del problema concentrada en segundos.
Emplazo a mis estimados lectores a que visionen dichos segundos y
comprueben el infierno y el cielo, la tempestad y la calma, la angustia y
la quietud. Si el esférico pertenecía a los rojiblancos, el choque se
transformaba en la tormenta perfecta; si eran los oscenses los
portadores de la posesión, la quietud se apoderaba del ambiente. El Yin y
el Yang futbolístico. El Huesca, muy ordenado como tantos otros
adversarios, encimaba con un tesón rayano en la coacción deportiva.
Cumplido su objetivo, la posesión visitante nos trasportaba a un partido
plácido, de pretemporada, debido a la inacción defensiva de una
plantilla que navega entre dos aguas, sin la calidad suficiente de un
primera, ni la robustez necesaria que todo segunda debe atesorar. Lo
dicho, visionen el minuto previo al segundo tanto oscense y verán que,
pese a la momentánea derrota, los rojiblancos hicieron soñar a los de
Anquela con ser el mismísimo Barça en el Bernabéu, y no solo por su
equipación blaugrana. Partiendo de esa base, se intenta improvisar en
plena función teatral. Lo de Jonathan no tiene justificación alguna, ni
siquiera la que Carrillo le quiso dar tras la contienda. Míster, ni tuvo
llegada, ni distribuyó desde la parcela central, ni recuperó balón
alguno el buen extremo, mediapunta o ariete burkinés. Nunca
centrocampista, ni siquiera llegador. Lo mejor hubiese sido admitir el
error y aquí paz y después gloria. Doble equivocación, diría yo, porque
una vez que no funciona ahí, lo más lógico hubiese sido apostar por
Jonathan de extremo derecha, donde realmente hace pupa a los contrarios,
y no enviarlo a la caseta, máxime como estaba la situación. Lo de Pozo
también tiene una explicación, como diría Pepe Isbert, pero en esta
ocasión sí la voy a dar: el extraordinario centrocampista malagueño no
puede desarrollar su magia si a su lado no juegan al menos dos
recuperadores. El estar rodeado de Montoro o Jonathan hace que las
hienas que cada rival coloca en el centro del campo, campen a sus anchas
al no tener respuesta alguna por parte de una plantilla que parece
haber sido diseñada por la muñequita Barbie. Además, si lo poco de lo
que se dispone se reserva para mejor ocasión (Fatau), un conjunto como
el Huesca (espero que no se molesten sus aficionados) es capaz de ganar
en el Mediterráneo con holgura, si exceptuamos los últimos instantes.
Cierto es que hay otros aspectos que dieron la puntilla, como el tercer
tanto consecutivo encajado tras una brillante ejecución del Koeman de
turno que nos toca en suerte. Eso sí que es mala fortuna. Tampoco
acompañó el festival de despropósitos de Chuli al comienzo del choque.
Si encima le echamos sal a la herida con errores en momentos clave, el
enfermo puede acabar en la UCI, que es donde está por méritos de quienes
apostaron por un esponjoso estilo para la Segunda más ruda de la
historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario