Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería
Hacía tiempo que no disputaba la UDA una primera mitad, como visitante,
rayana en la perfección. Casi todo funcionó, la presión, la
anticipación, la rapidez y el dominio. ¿Qué faltó para cobrar ventaja al
descanso? Quizá algo de picardía ofensiva y acierto final. Un pésimo
bulto sospechoso de amarillo, que dejó de señalizar un claro penalti
cometido sobre Ximo, ayudó a equilibrar la balanza. No se aprovechó el
momento, y bien que se pagó. Abrió la caja de Pandora de los
despropósitos Trujillo, que ni siquiera intentó evitar el primer tanto
en contra, la autoexpulsión de Diamanka provocó el nuevo esquema
ordenado por Soriano, que más bien parecía una respuesta con un objetivo
claro, el de defender una supuesta ventaja en el luminoso. Prescindir a
la vez de Zongo y Fidel, dejando huérfanas las bandas de un conjunto
que debía buscar el empate, resulta cuando menos chocante. Para rematar
la faena, Corona no tuvo una buena rentrée, Iago se olvidó de defender y
Quique se mantiene en el nivel de Chuli, o sea, más bien escasito. Solo
Puertas levantó al final a un muerto que parecía muy vivo al comienzo.
En la sentencia de los locales, como en el primer tanto, hubo un
desesperante protagonista, Trujillo. Parece evidente que para encarar al
portero cualquier delantero debe, en buena lógica, superar a todos los
defensores. Pues bien, Trujillo hizo añicos esa obviedad, y en los dos
goles en contra tan solo reculó ante el adversario de turno. Ahorrarle
al atacante el último regate es lo que permitió el central por partida
doble. A ver si alguien le dice al zaguero lo que hay que hacer, algo
tan sencillo como intuir el engaño del contrario y provocarle el fallo,
como última intentona. Si solo se recula, incluso se puede llegar a
molestar visualmente al propio guardameta. Me quedo con la primera
mitad, no quiero revivir recientes pesadillas