Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería
Si hoy vence el Mirandés en Vallecas, la UD Almería ocuparía
el farolillo rojo. Vamos a reflexionar, en plena segunda vuelta, ¿es el lugar
que le corresponde al plantel rojiblanco?
Sinceramente, creo que no. No me refiero a los deméritos contraídos,
sino a la calidad de la plantilla, aun con sus luces y sombras. Estimados
lectores, no tienen nada más que fijarse en el rendimiento de ciertos jugadores válidos, como Nano, desaparecido en
combate. Y es que en cualquier deporte, una desorganización promovida por un
técnico, siempre provoca el mismo efecto: los puntos flacos de los jugadores
afloran y las virtudes se ocultan. Esto es lo que le ocurre a este grupo de
jugadores vestidos de rojiblanco, que lo mucho o poco que podrían dar de sí se
ve ensombrecido por un entrenador incapaz, que en su primera etapa como técnico
ha fracasado rotundamente. Desconozco si en el futuro Soriano aprovechará para reciclarse, pero a día de hoy el otrora
importante centrocampista de la UDA no está preparado para comandar la nave
rojiblanca rumbo a la permanencia, por más que se empeñe el presidente. Siempre
escucho la misma pregunta, ¿quién querrá venir? Pues yo creo que numerosos
técnicos. La diferencia con respecto a la salvación no es insuperable y quedan
aún bastantes jornadas. Y lo más importante, hay mimbres para el cesto de la permanencia. El de ayer, fue otro sinsentido más, una huida hacia adelante de un
entrenador desesperado, en busca de cualquier resquicio por el que salir a
flote. Ni corto ni perezoso, Soriano intentó redimir en tres días el mismo
esquema que primero probó Joan Carrillo y que luego desarrolló con relativo
éxito Gorosito la pasada campaña. Repito, en tres días y con jugadores que
hasta hace bien poco, o no tenían equipo o jugaban en la llamada “Súper liga
india”. Motta, uno de los más sacrificados en ese dibujo, no está todavía con
pulmón suficiente. De verdad, esto no es serio. Además, en un choque que quizá
sí requería de la presencia de Vélez como pivote defensivo, se echa mano de un
Corona más que amortizado, en compañía de un desesperado Borja. Para rematar la
faena, Soriano deja a Pozo en punta, sin una referencia por delante y con la
obligación de presionar a los centrales contrarios. En la segunda mitad se
demostró que, con cierta sensatez, se compite. No se puede hacer peor,
ciertamente existe un arte en la vida, y es el de hacer las cosas al contrario
de cómo deben ser. El rutilante artista es Soriano. No me vale la tardía
reacción, el culpable de tirar por la borda
la primera mitad tiene nombre y apellidos. Se acabaron las excusas. El
banquillo del próximo visitante del Mediterráneo estará ocupado por Francisco,
el técnico que más partidos ha dirigido a un equipo de Almería en Primera, pero
que a la postre fue destituido con cierta amargura. No quiero ni pensar que el
próximo domingo mis ojos pudieran ver a Francisco noquear a Soriano. Eso sería
macabro, e incluso contraproducente para el presidente. Por todo ello,
probablemente la suerte está más que echada.