Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería
Botella medio llena o medio vacía. Detalles positivos y negativos.
Confianza en Fran Fernández o recelo. Todo puede ser relativo, pero de
lo que no hay duda es del deficiente estado físico de la plantilla. Son
numerosas incógnitas, demasiadas elucubraciones con las que hay que
contar a la hora de tomar una decisión por el bien de un equipo que ha
estado dejado de la mano de Dios. Tras el buen sabor de boca de Lugo, la
alineación inicial ante el Huesca sabía a gloria. El centro del campo
con Borja, Azeez y Pozo prometía, pero el de ayer pasaba por ser un
choque de los que se deciden por un detalle, por un acierto puntual. Si
uno se acuerda de las brillantes internadas de Puertas en la primera
mitad, con excelsa calidad en su control inicial y deplorable elección
en el pase final, o de la que tuvo Fidel tras asistencia de Pozo, que
desperdició el extremo al ceder absurdamente a Quique, entiende que la
clave del partido estuvo ahí. Si además, ni Azeez ni Pozo lograron
controlar la parcela central, obtenemos la respuesta a un encuentro que
se pudo encarrilar al comienzo y que tras el descanso, tal y como
ocurrió en Lugo, se acusó el cansancio. Quizá el conjunto de Fran
Fernández esté más ordenado que antaño y el equipo sea más solidario a
la hora de defender; precisamente por ahí pudiera venir el bajón
conforme avanza la segunda mitad. Una cosa es lo que pretende el nuevo
técnico y otra es el estado físico actual, según la primitiva idea y
planificación del otrora entrenador, Soriano. Por consiguiente, puede
que haya una descoordinación entre el trabajo de estas fechas y ciertos
parámetros del pasado, que habría que acoplar más temprano que tarde. A
la espera del ensamblaje, hay que afinar en los cambios durante los
choques con el objetivo primordial de minimizar la metamorfosis. En ese
campo, Fran Fernández no estuvo fino ayer mañana. Más bien se fueron
dando pasos atrás conforme se sucedían las sustituciones. Dos de ellas,
sobre todo la de Uche, tardaron en llegar, y tanto Corona como Gaspar
casi nada aportaron. A Pozo lo hubiese mantenido sobre el césped y eché
de menos la profundidad de otro jugador por la de un Puertas
desafortunado. Menos mal que Casto y Joaquín (qué grande es y será el
almeriense) estuvieron ahí. Enfrente, el Huesca. Un equipo trabajado,
adaptado a la Segunda A como un insecto palo a una rama, con un técnico
de carácter. Sí, grandes virtudes para navegar por la categoría de
plata, pero es el Huesca, un conjunto exprimido al máximo, pero
perfectamente batible. Y es que al término del choque percibí cierto
conformismo a nivel general con el punto logrado en el Mediterráneo
ante, repito, el Huesca. Son pocos días para exigirle resultados al
joven entrenador almeriense o a quien pudiera venir en próximas fechas,
pero las jornadas avanzan, rivales como el Córdoba no van repartiendo
flores por el camino y la salvación sigue estando a más de una victoria.
O te adaptas o te comen.
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