Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería
No tenían ante sí una papeleta fácil los de Ramis. La
inesperada victoria del UCAM en Girona ha desbaratado más de un plan en la
categoría, pero el fútbol es la antítesis de las matemáticas, tanto que sí el
próximo viernes se logra la victoria en
Elche, la UDA no solo alcanzará a su rival, sino que lo superará en la
clasificación y escalará varios puestos. Incluso, se estará a tiro de piedra de
la zona tranquila. ¡Lo que iba de un resultado a otro ante el Sevilla Atlético!
Por fortuna, las espadas siguen en todo lo alto, al solventar con oficio un
partido tipo ante un filial con escaso rigor táctico, que suele imponer en sus
choques. Cualquier esquema hubiese pasado a segundo plano ante el fútbol total
de ayer en el Mediterráneo. Tampoco es que fuese muy vistoso el espectáculo,
pero al menos habrá servido para que los pupilos de Ramis ganen en confianza,
porque en algunas transiciones se vislumbró la calidad de algún jugador
rojiblanco, en la actualidad quizá adormecida por todo el desbarajuste táctico
de antaño. No en vano, existe un dato demoledor: desde que Fran Fernández se
hizo cargo de la plantilla debutando en Lugo, más todos los encuentros con
Ramis, la clasificación virtual de ese tramo completo coloca al Almería octavo,
a solo un punto y un puesto de la promoción de ascenso. ¿Significativo, no?
Ojalá la tardanza del cambio no influya al final. A quien no le influye la
presión es a Uche. Su calidad se mantiene intacta con el paso de las
temporadas, un jugador que entiende el juego como los grandes; solo su
discontinuidad le ha impedido triunfar a más alta escala. Su dupla con Quique
está resultando letal, porque el ímprobo trabajo del delantero vallisoletano le
viene de perlas al killer nigeriano. En la retaguardia luces y sombras,
mientras que Ximo demuestra su brillante adaptación al centro de la zaga, Nano
no pasa por su mejor momento, desde que nos deslumbró a su llegada. Aun así, se
ha olvidado por completo el boquete que había por aquella maldita banda izquierda.
De cara a lo que se avecina, el centro del campo, vital, se consolida con Borja
y Joaquín, que forman otra sólida pareja como la del ataque, en espera de que
Pozo y Azeez aporten de una vez el juego que llevan dentro. Estas notas
positivas, a las que agarrarse para lograr la salvación, de nada sirven si en
Elche se sale como en Córdoba, a verlas venir. Mejor iría si se plantea un
choque a cara de perro, como en Tarragona. Luego, el que tenga más suerte o
acierto vencerá. Se me antoja la próxima jornada como la del punto de inflexión
definitivo, aunque un empate no es mal resultado. Es tanta la preocupación por
el futuro, que un partido como el de ayer, con más detalles individuales que
otra cosa, pasa rápidamente al baúl de los gratos recuerdos. No entendí los
silbidos dirigidos a Fran Vélez, que reaparecía. Cada vez que contactó con el
esférico se escucharon pitidos. Quien me sigue sabe que soy el primero en
defender la libertad de expresión de los espectadotes y abonados, que para eso
pagan religiosamente, pero lo de ayer no venía a cuento.