Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería
Una oportunidad perdida o un punto rescatado. En esa
disyuntiva me inclino por no haber aprovechado la ocasión de salir de los
puestos de descenso, aunque gran parte de los seguidores rojiblancos salieran
satisfechos con la resolución del choque. A estas alturas de competición, donde
cada partido es una auténtica final, no se puede presionar con la mirada ni un
solo segundo. Es humano, la situación hasta hace bien poco era muy delicada y
la victoria en Tarragona, más las sensaciones transmitidas, pusieron de nuevo
en órbita a los de Ramis. Por ello, y tras los resultados favorables de los
rivales directos, es comprensible el hecho de caer en una momentánea
relajación, que por desgracia resultó decisiva. Y es que en los tantos encajados
se partió de una deficiente marca en la parcela central. Puede que Diamanka no
se ajustara con Borja o la referida relajación influyera, pero al menos el
choque dejó la sensación de que sin tantas bajas y con un comienzo más
eléctrico, se hubiese podido vencer. Lo
remarco porque remontar una losa tan adversa y aguantar tras la expulsión de
Fidel, dice mucho del estado en el que se encuentra el conjunto de Ramis. Si
ante el Alcorcón todavía no se atisbó mejoría, frente al Nástic el equipo
renació como conjunto armado y anoche, sin haber completado un encuentro
excelente, se demostró que la recuperación va por buen camino. Y todo eso pese
a que Diamanka no juega por una sencilla razón: su nivel se encuentra varios
peldaños por debajo del de sus compañeros. Aun así, se fajó e hizo lo que pudo.
La sociedad entre Nano y Fidel siguió dando sus frutos, no solo porque
Fetlscher sea un discreto lateral, sino porque conforme pasan las jornadas la
pareja repite las mismas acciones en profundidad que vuelven loco al rival de
turno. Lástima la roja de Fidel, quizá algo rigurosa, pero poco discutible
según qué colegiado arbitre. Puede que con diez
se pecara en diversas fases de conservadurismo, hay partidos en los que
no se nota la inferioridad de uno de los contendientes, pero es entendible que
cada punto es oro en la situación actual. Con la pájara inicial y posterior
expulsión, nos privamos de ver más en acción a Uche, un jugador que con el
balón controlado dentro del área o en sus inmediaciones, interpreta el fútbol
como cualquier estrella de las que mañana o pasado veremos en Champions. Y una vez más Casto rozó la matrícula de
honor con dos paradas excepcionales, porque en los dos tantos maños nada pudo
hacer. El de ayer fue un choque de transición dadas sus circunstancias, un
partido para extraer conclusiones de cara a lo que se avecina, un encuentro
para creer en un equipo al que se le ve vivo, pese a las piedras en el camino.
Siempre lo repito, ni una victoria, ni un empate, ni una derrota, van a variar
mi análisis, porque la impronta que se deja nada tiene que ver con un hecho
puntual. No hablamos de eliminatorias, quedan suficientes jornadas para
refrendar lo positivo que en los últimos dos partidos, y por qué no decirlo, en
alguno de la era de Fran Fernández, se ha dejado entrever. Ojalá así sea.
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