No es normal que un equipo salga a verlas venir jugándose la
vida. No es normal que en la segunda mitad, con el marcador en contra, no se
fuese a tumba abierta a por el empate. No es normal que diera la impresión de
no querer hacer daño al contrario. No es normal que de nuevo se vuelva a jugar
con fuego, con lo que ha costado salir de la cueva. No es normal. Aunque
pensándolo bien, igual sí es normal y todo cuadra. Hasta el marcador final. Hoy
por ti, mañana por mí. Me ganas, pero sin superar el gol average, si bien todo
queda en el aire al contar desde estos momentos la diferencia de goles,
ligeramente superior por ahora a la UDA Y es que a uno se lo ponen en bandeja.
No creo que pueda haber ningún aficionado rojiblanco pensando en que se hizo lo
que realmente se pudo o que simplemente la tarde fue aciaga. Quedó un regusto
demasiado agrio para pensar que la almendra amarga tocó ayer por mala suerte.
Lo peor no fue la salida en tromba del Mallorca, hasta cierto punto comprensible,
sino el desarrollo posterior del choque, en especial durante la segunda mitad.
Solo Quique puso cierto empeño, y a ratos Puertas, porque el resto, sobre todo
Fidel o Azeez, se lucieron de lo lindo. En general, todo el equipo. Los
centrocampistas perdidos, los defensas sacando balones como podían y los
delanteros fallando en la segunda mitad alguna ocasión medianamente clara. La
presión, inexistente, tan solo de forma individual y desordenada. En los
minutos finales daba la impresión de que el marcador no se iba a mover, se
percibía, se palpaba. Remitiéndome al escrito de la semana pasada tras la
victoria ante el Numancia, me referí al peligro de esta jornada si se encaraba
este partido de manera relajada. Pues la amenaza ya está ahí. Si al Mirandés le
da hoy por ganar al Valladolid, se comprime la clasificación hasta tal punto de
que el mismo Mirandés, con una victoria
en el Mediterráneo el próximo sábado, se mete de lleno en la lucha por la
salvación. El que se presumía iba a ser un encuentro de guante blanco, se
podría convertir en uno dramático, porque siguiendo la estela del calendario
luego tocaría viajar a Getafe, con un equipo a la caza y captura del Girona en
ascenso directo, aparte de que los madrileños querrán asegurar el tercer puesto
que concede todos los privilegios de cara a las eliminatorias de ascenso. Es
pensar más allá, pero los de Ramis se pueden complicar, y mucho, una
permanencia que tenían casi lograda. En cuanto al titular de esta Acta, de hace
una semana, la intensidad marca la diferencia, vaya si la marcó, pero a favor
del rival. No sé qué resultará del lío que se ha formado en la cola de cara a
eludir los puestos de descenso, pero Robert Sarver, el millonario dueño de la franquicia de la NBA, Phoenix Suns, propietario a su vez del Mallorca,
puede estar tranquilo, no creo que su conjunto descienda, y eso que parecía que
su equipo tenía los dos pies en Segunda B. Aun así, con todo el justificado
enfado de ayer, si la UDA gana lo que le queda en casa la salvación no se
escapa, pero va a haber que sufrir, una vez más, hasta el último suspiro.
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