Mi nuevo artículo de opinión publicado en Diario de AlmeríaEsperemos que la victoria de ayer sirva para calmar los ánimos. No me refiero a los del equipo, sino a los de la afición, que da la impresión de estar más nerviosa que los propios jugadores. Con lo cómodo que fue el encuentro frente al Nástic y lo intranquila que se mostró gran parte de la numerosa hinchada que se dio cita en el Mediterráneo, pese al majadero que dirige el fútbol español con sus pezuñas en vez de con su testa. Y es que en cada ocasión en la que se retrasaba el esférico unos metros, con ventaja en el marcador, la acción era interpretada como una maniobra temerosa, influida supuestamente por el entrenador, claro. Nada más lejos de la realidad, porque a veces se realiza un pase hacia atrás para que luego se pueda avanzar con más seguridad, además de conservar la posesión. Quien haya visto jugar al actual campeón de Europa, uno de los mejores conjuntos de todos los tiempos, sabrá a qué me refiero. Por cierto, un inciso, ni siquiera el Barça de Messi puede matar siempre los partidos como le ocurrió frente al paupérrimo Granada. Por lo tanto, lo mejor es que olvidemos algunos episodios en los que la mala fortuna influyó decisivamente y apreciemos las virtudes de nuestro equipo que, sin ser prefecto, continúa navegando en la zona noble de la clasificación. Además, mostrando una superioridad, no insultante, pero sí suficiente con varios rivales de una categoría justita en la presente campaña. Ciertamente, se puede llegar más al área contraria, pero con la seguridad de nuestra zaga y con Ulloa vestido de rojiblanco, podemos hacer cosas muy bonitas en el siempre difícil año del descenso de primera a segunda. A propósito, ¿dónde hay que firmar para que en cada choque nos sigan generando tan sólo tres o cuatro ocasiones de gol?
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