domingo, 22 de septiembre de 2013

El pavoneo del bulto sospechoso

Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería

Resulta complicado analizar un partido tan insólito. Lo que ocurrió a partir de la sentencia del bulto sospechoso que se pavoneó por el Mediterráneo, fue otra historia completamente diferente a la que ambos conjuntos estaban protagonizando. No cometió este petulante trencilla un error como otro cualquiera, sino uno ex profeso, políticamente correcto, con el fin de despachar el encuentro sin que las feroces críticas que supuestamente hubiese efectuado Caparrós en rueda de prensa, le perjudicaran de cara a su actual estatus en el escalafón arbitral. En un partido no excesivamente duro, no se cansó de mostrar tarjetas y de exhibir ciertos aires de individuo acomplejado al dirigirse a los jugadores. Cerrado el capítulo de este provocador de tres al cuarto, habrá que seguir en la brecha con muchos menos puntos que sensaciones. El equilibrio deseado desde estas líneas y anhelado igualmente por Francisco aterrizó en el Mediterráneo. Un equipo que, sin ser tan brillante como el de otras jornadas, siguió creando peligro y tapó casi todas las vías de acceso al contrario, sobre todo por los laterales. Además, cuando tuvo que recular en los últimos minutos de la primera parte, lo hizo. Luego Suso, un diamante en bruto que acabará en un grande, puso la magia hasta que se unió a la fiesta quien nunca debe hacerlo. Se puede pitar penalti en una fijación y persecución indiscutible por compensar, pero no olvidemos que por dos faltas leves Christian se marcha al vestuario con toda la segunda mitad por delante. Casi es más importante ese hecho que la misma pena máxima. Tras la ignominia del bulto sospechoso se vio un Almería bien situado y más valiente que contra el Elche, si tenemos en cuenta que enfrente había un conjunto más poderoso que el ilicitano. Incluso los rojiblancos tuvieron las ocasiones más claras. El camino ya lo hemos encontrado, es estrecho y con curvas, pero si nos hacen más de una emboscada como la de ayer, difícilmente llegaremos a la meta.

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