Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería.
Si alguien hubiese predicho que el Almería iba a lograr dos tantos en
cada una de las cuatro primeras jornadas, habríamos esbozado una leve
sonrisa. Con esas cifras, quien más y quien menos hubiera pronosticado
unos cuatro puntos de media en nuestro casillero, si es que se impone el
sentido común. Cualquier otra circunstancia adversa provoca que se
encienda una luz de aviso en alguno de los indicadores. Todos sabemos
qué luz se ha activado, en rojo intenso, porque convivir en primera con
las facilidades que se conceden en defensa se torna en una tarea harto
difícil. De nada sirve que el equipo compita, que llegue a las
inmediaciones del área contraria con facilidad, y hasta que en la previa
del choque Simeone otorgue al ataque almeriense el calificativo de
interesante. El regusto del encuentro ante los colchoneros es amargo,
pese a la buena forma del rival, ya que se puede afirmar que los cuatro
goles en contra fueron evitables. Nada habría que objetar a la derrota
ante un grande, pero al menos sería preferible que tu adversario tenga
que esmerarse algo más para vencer. La jugada del gol de Villa lo resume
todo; es un perfecto decálogo de cómo se le concede al rival una
ocasión tras un centro bombeado sin aparente peligro. Errores
individuales y colectivos se combinaron en un cóctel explosivo para
nuestros intereses. Por no hablar del tercer tanto encajado a balón
parado. Estoy de acuerdo con Francisco en no variar nuestra filosofía de
juego, en su propuesta, aun militando en primera, que tan buenos
augurios nos sigue transmitiendo, pero todos los extremos son
perjudiciales. Si hay que inclinar la balanza en pos de un equilibrio
que nos permita seguir disfrutando de esa invitación al fútbol
imaginativo, pero que a su vez nos revista con una coraza ruda y áspera,
mejor que mejor. Ya sé que es complicado alcanzar ese objetivo,
sinónimo de éxito y permanencia, pero al menos sí me gustaría que,
repito, sin renunciar a la filosofía impuesta por el cuerpo técnico, se
introdujese una variante más agresiva.
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