domingo, 15 de septiembre de 2013

En busca del equilibrio

Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería.

Si alguien hubiese predicho que el Almería iba a lograr dos tantos en cada una de las cuatro primeras jornadas, habríamos esbozado una leve sonrisa. Con esas cifras, quien más y quien menos hubiera pronosticado unos cuatro puntos de media en nuestro casillero, si es que se impone el sentido común. Cualquier otra circunstancia adversa provoca que se encienda una luz de aviso en alguno de los indicadores. Todos sabemos qué luz se ha activado, en rojo intenso, porque convivir en primera con las facilidades que se conceden en defensa se torna en una tarea harto difícil. De nada sirve que el equipo compita, que llegue a las inmediaciones del área contraria con facilidad, y hasta que en la previa del choque Simeone otorgue al ataque almeriense el calificativo de interesante. El regusto del encuentro ante los colchoneros es amargo, pese a la buena forma del rival, ya que se puede afirmar que los cuatro goles en contra fueron evitables. Nada habría que objetar a la derrota ante un grande, pero al menos sería preferible que tu adversario tenga que esmerarse algo más para vencer. La jugada del gol de Villa lo resume todo; es un perfecto decálogo de cómo se le concede al rival una ocasión tras un centro bombeado sin aparente peligro. Errores individuales y colectivos se combinaron en un cóctel explosivo para nuestros intereses. Por no hablar del tercer tanto encajado a balón parado. Estoy de acuerdo con Francisco en no variar nuestra filosofía de juego, en su propuesta, aun militando en primera, que tan buenos augurios nos sigue transmitiendo, pero todos los extremos son perjudiciales. Si hay que inclinar la balanza en pos de un equilibrio que nos permita seguir disfrutando de esa invitación al fútbol imaginativo, pero que a su vez nos revista con una coraza ruda y áspera, mejor que mejor. Ya sé que es complicado alcanzar ese objetivo, sinónimo de éxito y permanencia, pero al menos sí me gustaría que, repito, sin renunciar a la filosofía impuesta por el cuerpo técnico, se introdujese una variante más agresiva.

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