Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería
A excepción de los enfrentamientos ante rivales de entidad, en los que
apenas tuvimos opción, que alguien me diga si ha variado en exceso aquel
Almería que, según se decía, bordeaba el ridículo, con el que lleva dos
victorias seguidas. El no encajar cambia una dinámica, pero aparte de
algún partido tonto, errores de patio de colegio y blandura defensiva,
el conjunto de Francisco ha continuado por una línea similar a la
trazada desde agosto. Por eso, en su momento ya me parecieron
desorbitadas las críticas a un equipo modesto y con cierta desgracia.
Dicho esto, es innegable que tanto la autoestima provocada por la
primera victoria, como ciertos elementos, han ayudado a progresar. La
aparición de Torsiglieri, un central poderoso y contundente, ha
apuntalado la zaga. El argentino se ha acoplado a las mil maravillas con
Trujillo, otro seguro de vida. También, cualquiera puede comprobar que
la aportación de Nelson es superior a la de Rafita. Y cómo no, aquel
chaval por el que casi nadie daba un duro, Azeez, ayer dio una lección
de saber estar sobre el terreno de juego. En aquellos días de suplencia
para el nigeriano, coincidí con Francisco en un programa de televisión
en el que ambos pronosticamos el brillante futuro que le esperaba al
centrocampista internacional. Yo solo voy a repetir lo que tantas veces
he escrito sobre Azeez: es un jugador bien posicionado, que no destaca
en nada pero que todo lo hace bien. Salvando las distancias, lo comparé
con el estilo de Makelele. Algunos se sorprendieron tras esa afirmación,
pero anoche fue Azeez quien sorprendió a los incrédulos. Por su parte
Aleix siempre responde en positivo cuando su trasero entra en contacto
con el banquillo. Sin embargo, Suso se muestra últimamente demasiado
individualista y falto de chispa. No le vendrá mal el partido de
suspensión que, por la afortunada necedad del comité, cumplirá en
Pamplona. Alguna mejora, junto al aspecto mental, ha ayudado a afianzar
el trabajo realizado con anterioridad. Que ese último detalle no lo
olvide nadie.
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