Durante el partido me vino el recuerdo del 5-3-2 que puso de moda
Toshack en aquella Real Sociedad que dirigió. Fue un soplo de aire
fresco el que causó un sistema desconocido hasta ese momento. Ni que
decir tiene que los donostiarras se salieron en esa temporada jugando
con tres centrales. Esta reflexión viene a cuento de las alternativas
tácticas, que en numerosas ocasiones desestabilizan al contrario. Cierto
es que Francisco recurrió a un sistema similar en Valencia, en un
intento desesperado por la supervivencia, aunque por lo visto en El
Sadar habría que reconocerle al técnico almeriense su apuesta por variar
de nuevo la estrategia, tal y como solía hacer Emery. Precisamente ayer
teníamos de rival al entrenador más invariable que jamás conocí a la
hora de innovar o de modificar un dibujo táctico sobre la marcha. No fue
un juego bonito como en las primeras jornadas, pero la mayor virtud de
un técnico es la de jugar en función de las necesidades de cada choque y
la de buscar las debilidades del adversario. El ejemplo más claro lo
tuvimos al comprobar cómo Osasuna no pudo desplegar un juego mínimamente
fluido. De hecho tuvo que recurrir a los balones aéreos ante los
escasos espacios que dejó una zaga de centrales rayana en la perfección.
Y por el camino, no olvidemos que contábamos con las ausencias de Verza
y Suso. Una vez que se ejecuta la teoría entra en juego el plano
individual, y en esa faceta volvió a destacar Azeez, que crece tanto
como nuestra puntuación. También Esteban anduvo especialmente fino,
sobre todo en la gran parada al borde del descanso. Y cómo no Rodri, una
petición expresa de Francisco, por el que casi nadie daba un duro, se
muestra oportunista, solidario y habilidoso. Yo ya me enamoré del
delantero cuando lo vi desenvolverse en pretemporada. Por cierto,
¿abandonó Gracia el Almería por el débil plantel que atisbaba? Eso
dicen, pero ahora está en otro igual o peor. Gracias a su huida, el
inmovilismo se instaló en Pamplona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario