Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería
Algunos lo calificaron de milagro y otros apelaron a la fortuna, amén de
una labor técnica que extrajo el máximo jugo. Opinar sobre la
permanencia a la ligera conlleva la posibilidad de errar en el
diagnóstico, ya que se ha disputado una campaña plagada de pequeños
detalles que han marcado el destino final. Se ideó una plantilla modesta
y debutante en primera en un alto porcentaje, en espera de un margen de
mejora. Medida ésta muy criticada en su momento, si bien es fácil
opinar sobre qué hacer con dinero ajeno. Desde el comienzo aprobé
aquella concepción porque se trata de construir de una manera sólida un
club para no ser flor de un día. O sea, aquello de pan para hoy y hambre
para mañana que por desgracia vivimos con la AD. Además, la aportación
de jugadores provenientes del filial ha pasado de simple auxilio a
contribución decisiva. Habría sonado a locura lo de la ayuda canterana
si se hubiese comentado hace años, aunque todavía se piensa en demasía
en el presente sin mirar al horizonte, aquel que una temporada (ojalá
sea muy lejana) nos enviará de vuelta a segunda. En ese instante
sabremos si nuestro club se ha consolidado y tiene fijadas sus raíces a
la tierra. La primera prueba con el anterior descenso se pasó con nota,
pero para ser licenciado hace falta aprobar todas las asignaturas. Pongo
la venda antes de la herida porque se intuye que se seguirá apostando
por un modelo similar al experimentado, con la esperanza de que se
subsanen los errores más evidentes. Confío en que lo vivido durante
tantos meses nos ayude a pronosticar el devenir con más certeza, y no
seamos tan agoreros a la hora de predecir nuestras posibilidades y tan
optimistas con las de los adversarios. Pese a la opinión generalizada,
tres de ellos demostraron ser peores durante la pasada campaña, porque
la liga regular es la única competición que no enmascara la realidad.
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