Nueva entregra de "El Acta de Vivancos", en Diario de Almería
De la sorpresa a la satisfacción, de los prolegómenos del choque a la
disposición inicial de los rojiblancos. Una propuesta de Francisco muy
diferente para un partido especial, con una bala en la recámara en forma
de banquillo de lujo. Nos las prometíamos felices y casi cumplimos el
deseo. El Almería se mostró compacto, sólido, con las líneas muy juntas,
como siempre debería ser. Que nos sirva de ejemplo. Es evidente que
Luis Enrique nos despreció con dos ausencias capitales de inicio, Neymar
y Luis Suárez, aunque esa osadía no debe restar mérito alguno a lo
cosechado por nuestro conjunto durante gran parte del encuentro. El
Almería fue supuestamente defensivo, si bien a posteriori gozó de varias
oportunidades frente a un rival que defiende con la posesión de balón.
Como en una ocasión dijo Clemente, el Barça solo te deja jugar unos 15
minutos, el resto del tiempo mantiene el esférico. Por eso comentaba
aquello de que convendría mirarse en el espejo de ayer, por el provecho
que se extrajo. Con solidez, cohesión en la parcela central, rapidez en
la delantera y ciertas dosis de calidad, nos podemos mantener sin
grandes agobios. Lo malo es que Luis Suárez vino a despedazar la oda que
llevo escribiendo desde el comienzo de esta misiva. No hubo forma de
evitar que el delantero recibiera y se diera la vuelta con suma calidad.
Ni Trujillo, un defensa complicado de sobrepasar, pudo parar al
uruguayo. Quizá se podría haber evitado que recepcionara tanto balón. Él
solito nos ganó el choque. Por fin Thievy se lo tomó en serio y mostró
parte de su potencial, mientras que Fran Vélez demostró que tiene sitio
en este equipo con Dos Santos o sin él. Con el zaguero catalán se gana
en contundencia, ésa de la que tanto adolece nuestro conjunto y que ayer
exhibió por arrobas. La nota negativa la protagonizó Édgar, que ante mi
desaprobación saltó al campo antes que Wellington Silva. La internada
que el canario malogró con empate en el marcador, cuando tenía a su
derecha completamente solo a Hemed para machacar a Bravo, es de las que
por desgracia nunca olvidaré. Ahí pudo estar el partido e incluso la
victoria ante el Barça, el único equipo de los habituales de Primera al
que nunca hemos vencido. Casi lo conseguimos con medio equipo plagado de
jugadores que han pasado por el filial, cinco en concreto, con los que
terminamos el partido. Desde luego, y frente a todo un Barça, es un
hermoso y esperanzador dato para los integrantes de las categorías
inferiores, que siempre verán la posibilidad real de formar parte de la
primera plantilla. Tras esta temida jornada antes de un nuevo parón, nos
hemos escapado del descenso, pero a la hora de afrontar el próximo
encuentro en Granada puede que ya ocupemos uno de los tres fatídicos
puestos, al disputarse el choque en lunes. Por eso, de cara al futuro
cabe extraer una lección: la cohesión de un bloque unido y contundente
no tiene por qué restar potencial ofensivo, siempre y cuando todos
defiendan y ataquen muy agrupados, dejando los mínimos resquicios al
contrario. Así, será más fácil.
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