martes, 25 de noviembre de 2014

El rival soñado

Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería

Una vez visto y analizado lo que aconteció anoche en Granada, se puede decir sin ningún genero de dudas que nuestro adversario estrella es el conjunto vecino. Y eso que el choque se puso cuesta arriba, sobre todo si tenemos en cuenta que el Almería es de esos equipos que acusan sobremanera jugar en inferioridad. En esta ocasión no fue así y por fortuna salimos indemnes del trance. Si algo hubo que destacar fue la inclusión de Fran Vélez en el centro del campo. Al igual que la pasada campaña, su participación en labores defensivas en una zona del campo en la que el contrario genera mucha peligrosidad, resultó decisiva. Será casualidad o no, pero cada vez que el defensa reconvertido en centrocampista de contención ha jugado en esa posición, el porcentaje de derrotas rojiblancas ha bajado en picado. Ni que decir tiene que la alineación inicial de Francisco me gustó, sin embrago ningún sistema se puede aplicar si los jugadores no son suficientemente agresivos. De esa combatividad se adoleció (es un mal endémico del conjunto de Francisco) hasta que las cosas se pusieron negras con la absurda expulsión Azeez. Y digo absurda porque provocar una falta con amarilla, teniendo toda la segunda parte por delante, y cuando el jugador rival estaba todavía tan lejos de nuestra meta, resulta cuando menos nocivo para nuestros intereses. Tirón de orejas para el nigeriano. Otra pieza clave en este comienzo de campaña es Rubén. Tildado de inseguro al comienzo de la temporada, por no sé qué, demuestra cada jornada que tiene hechuras de gran guardameta. Su excelente intervención en la primera mitad a Piti, rectificando un mal despeje suyo, valió su peso en oro. Como los buenos porteros argentinos, nunca se vence hacia el césped y se mantiene de pie, como lo hizo ante el intento de engaño del gran jugador granadino. Lo que eché en falta fueron los dos últimos cambios que no se realizaron. Aunque nos trajimos un valioso y trabajado punto, se jugó con fuego. Por cierto, chapó por Selfa y por nuestro filial.

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