No es por aludir a las proclamas vertidas desde estás líneas hace varias
semanas cuando, tras el empate ante el Elche y el parón de liga, se
incidió en la engañosa clasificación en la tabla. Mientras algunos se
pavoneaban de la cómoda y desahogada posición, un profundo análisis de
los rivales a los que nos habíamos enfrentado, sobre todo en el
Mediterráneo, echaba al traste todas aquellas opiniones que solo se
preocupaban de mirar la clasificación sin ninguna otra pretensión que la
de quedar bien ante todos. Lo malo no es la delicada situación actual
ante la visita del Barça, sino el calendario que se avecina con un
equipo que pudiera ir a Granada virtualmente en posiciones de descenso.
Antes de todo ello, conviene examinar lo acontecido frente al Levante,
porque de incidir en los mismos errores nos puede ocurrir algo peor que
la pasada campaña, o sea, un conjunto en una situación similar a la de
hace un año, pero que viene de más a menos. Si solemos revivir a los
muertos es por algo, y ayer ante un Levante más que justito se vio con
total nitidez. Lo más preocupante de todo es que los de Francisco
empiezan a jugar a nada, sin identidad alguna. Eso es lo peor que le
puede suceder a un equipo. Es más, pienso que incluso se subestimó al
contrario y se intentó ir a por el partido como si fuésemos un conjunto
muy superior al Levante. Creo que en parte lo somos, pero quizá no tanto
como para contar con Corona de inicio en busca de un juego más
ofensivo. Una de las dificultades de los granotas era su escaso caudal
en ataque; se podría haber hurgado con más insistencia en esa
deficiencia, sin embargo volvimos a ser aquel equipo blando de antaño y
le brindamos varias vías para que pudieran resarcirse de su pésimo
inicio liguero. No hubo nada más que observar la parsimonia de Dos
Santos en el tanto de Barral. Tampoco anduvo muy vivo Trujillo en el
segundo gol encajado. Por eso comentaba que ni contundencia defensiva ni
juego ofensivo con intención, sino que se mostró un encefalograma plano
que todavía llega a ser más preocupante. Ni siquiera perdieron tiempo
los jugadores de Lucas Alcaraz, ni Dubarbier se lució en el plano
negativo. Lo único que se podría destacar fue la buena aportación de los
que salieron del banquillo. Sigo pensando que Hemed debe jugar de
inicio porque Thievy demuestra el porqué de su desfile por varios
equipos en los últimos meses. Se quiere meter con calzador al delantero
congoleño, pero vuelvo a decir que me sigue pareciendo una copia barata
de Kalu Uche. Dentro del insípido juego del Almería ante, no lo
olvidemos, uno de los peores contrincantes que tendrá en esta campaña,
cabe lamentarse de la última ocasión fallida por Wellington. Con más
decisión por parte del brasileño se hubieran salvado los muebles, porque
el complicado calendario que se vislumbra nos puede colocar en una
situación que pocos esperábamos hace unas semanas y eso, repito, es
incluso más peligroso porque ya no hay un Rafita o un Óscar Díaz sobre
los que cargar las tintas. Cuidado, que pintan bastos.
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