lunes, 5 de enero de 2015

Orden y concierto

Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería

Una sutil modificación puede convertir lo vulgar en elegante. Una leve corrección permite coordinar la estructura de un grupo desorganizado en otra armónica. Grosso modo, fue lo que pudimos observar en el nuevo Almería de Juan Ignacio Martínez. El equipo ha pasado en escasas semanas del desquiciamiento de Eibar al orden cuasi jerárquico de Málaga. Se lograron ocupar racionalmente todas las zonas del terreno de juego. Que se lo digan a los de Javi Gracia, que no se encontraron cómodos durante gran parte del choque. Unos dicen que el Málaga tuvo un mal día, que si las bajas mermaron su potencial o que la diosa fortuna se volvió a aliar con los nuestros. Pienso que todos los factores influyen en un partido de fútbol, al fin y al cabo es un juego, sin embargo lo que sí se vio con total nitidez fue el planteamiento equilibrado que el flamante técnico almeriense inculcó a los suyos. En Balaídos se vislumbró algo, pero en La Rosaleda se constató que el equipo de Juan Ignacio Martínez puede convertirse en un duro hueso de roer. En todas las zonas del campo la UD pugnaba por la superioridad y la lograba en la mayoría de envites. Partiendo de esa base, la balanza ya se inclina a favor del conjunto que logra más victorias en esas mini batallas que se libran a lo largo del partido. Así, un jugador como Corona, que necesita apoyos para desplegar su fútbol, campa a sus anchas por mucho que le pesen los años. Si además se le coloca donde desarrolla todo su potencial, más adelantado, como en sus mejores tiempos, seremos capaces de regresar al pasado para deleitarnos de nuevo con el talaverano. Otro detalle a tener en cuenta fue la espartana función de los laterales, menos ofensivos que antaño. Sus pasadas incursiones en campo contrario eran un lujo innecesario para un equipo que persigue un objetivo exclusivo, la permanencia. A destacar también el despertar de Julián, tan dormido en los encuentros de pretemporada y Copa. Por no hablar de los centrales, no olvidemos, provenientes del filial. Lo de Fran Vélez, en concreto, fue de escándalo a la hora de anticiparse. Menudo defensor. Incluso Édgar, criticado desde estas líneas en otros escritos, puso en jaque a la zaga malacitana. Repito una vez más, el día que el extremo canario equilibre su fuerza con su mente futbolística, se convertirá en un jugador determinante de primera. Para el final quise dejar a Thievy y Hemed, tan criticados últimamente. El congoleño comenzó fallón, pero terminó excelso y dando la victoria a su equipo con un taconazo mágico, cuando la mayoría de futbolistas se hubiesen dado la vuelta para centrar, con la consiguiente pérdida de decisivas décimas de segundos. Por su parte el israelí nos deleitó con un sombrero de alta escuela, además de ser oportuno de cara al gol y solidario con sus compañeros. Chapó para ambos. La consecuencia final de todo esto es que se le jugó a todo un Málaga enrachado de tú a tú en su propio estadio, con orden y concierto. Más no se le puede pedir al nuevo gerifalte del banquillo rojiblanco.

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