Mi nueva acta, publicada en Diario de Almería
Sr. Sergi Barjuan, usted tiene que responder a las preguntas que se le
formulen desde su punto de vista, no debería enjuiciar la opinión de un
compañero, coincidente por cierto con la de muchos aficionados
Las opiniones son subjetivas, pero no se puede ir contra natura. El
último desatino de la aciaga tarde fue de órdago. Sr. Sergi Barjuan,
usted tiene que responder a las preguntas que se le formulen en rueda de
prensa desde su punto de vista, pero nunca debería enjuiciar la opinión
esgrimida por un compañero al término del choque, por cierto
coincidente con el parecer de una abrumadora mayoría de aficionados.
Vayamos con los despropósitos meramente deportivos, que por desgracia
fueron cuantiosos. El boquete en la zona de creación es, a día de hoy,
más bien un pozo sin fondo. La lucha de Chuli, la voluntad de Quique o
el derroche de Michel, no son suficientes argumentos para vencer a un
rival, por muy patético que resulte, porque el Alavés no hizo sino
corroborar el paupérrimo nivel de Segunda, por ser muy generoso. Con
Lolo Reyes en plena pretemporada, Montoro dejando bien a las claras que
su concurso en un equipo aspirante suena a chiste del día de los
inocentes y con Eldin, más soso que un yogourt de agua, no le podemos
hacer frente a un adversario medio ordenado, por poca calidad que
atesore. Pero hay más. Dubarbier merece una temporada en la nevera. Con
todas las dificultadas expuestas y el marcador en contra, el zaguero se
permitió el lujo de perpetrar una escalofriante entrada con amarilla,
que por sí sola podría haber significado la expulsión. El lateral
argentino no está centrado. Dejar a su equipo con uno menos, por una
rabieta tras un error suyo, lo atestigua. La ausencia del lesionado
Fatau es nefasta para los rojiblancos. Sin ser el Felipe Melo de antaño,
es capaz de distribuir y presionar, cubriendo por sí solo una
importante parcela del centro. La presencia de Pozo pudo mitigar durante
la segunda mitad la falta del ghanés. Al malagueño se le adivina algo
diferente, por encima de la media de segunda; esa chispa, ese toque que
puede decidir un encuentro. ¿Por qué no juega de inicio? Otro aspecto
fundamental es el de la presión e intensidad. Si los contrarios se
plantan en el campo con una estructura metódica, exenta de clase pero no
de sacrificio, la única arma que le quedaría a un equipo tosco en
creación, como el que ayer propuso Sergi, es la de una trabajada
presión. En Segunda todo conjunto debe llevar intrínseco ese marchamo.
Si no, hasta se podrían tener problemas a la hora de salvar la
categoría. Me llama la atención el hecho de no aprovechar la ventaja de
una plantilla tan amplia y simétrica. La intensidad que se debería
exhibir, tan frecuente en el fútbol inglés, no desgastaría en exceso si
se sabe rotar convenientemente a todos los integrantes del plantel. No
se argüiría un posible cansancio de ciertos jugadores básicos. Una duda
que me queda por solventar es la de Casto. Conforme pasan las jornadas
me va transmitiendo más inseguridad, no solo en el juego aéreo, sino en
otras situaciones más cotidianas. En Lugo pintó mal, ayer peor, pero lo
más alarmante es cuando un técnico no reconoce una cadena completa de
despropósitos. Eso sí me preocupa, y mucho.
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