Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería
Sustituir a Chuli para dar entrada a Lolo Reyes pasa a ser de los
errores más claros que se han visto últimamente. Tapar ese fallo con la
expulsión de Quique, es subestimar a los aficionados.
La primera conclusión a extraer es clara: se ha perdido demasiado tiempo
en la adaptación a la categoría. Todos los equipos juegan parecido, con
orden e intensidad, pero sobre todo con seguridad defensiva. La
prolongada falta de este último concepto ha llegado a provocar la
histeria en una plantilla que no es inferior a ninguna otra. Pero en
Segunda cuenta más la disciplina que la propia calidad. Todo esto viene a
colación por el choque en Mendizorroza entre el líder destacado de la
categoría y un equipo en descenso. Y no es porque el Almería, con
interesantes jugadores, se lo pusiera difícil al Alavés, sino que el
Llagostera se lo puso igual de complicado al líder en el mismo escenario
de ayer. Ahora se está en la onda, pero no es suficiente, porque para
lograr la salvación hay que completar un final de campaña al nivel de
los mejores. Como se viene confirmando, la línea con cinco defensas no
es la panacea, pero sí permite competir de tú a tú con cualquier rival.
La razón es muy sencilla y se pudo visualizar a las claras en Vitoria.
Michel y Dubarbier disputaron un gran partido. Incluso al lateral
brasileño se le vio merodear el centro del campo en sus continuas idas y
venidas. ¿Alguien se imagina lo que pasaría con defensa de cuatro,
incluyendo a ambos laterales? Bueno, no es tan complicado adivinarlo, lo
llevamos padeciendo desde el mes de septiembre; alfombra roja a los
rivales por los extremos y desesperación. Ya sabemos lo que genera un
tanto en contra, nervios, desubicación y falta de confianza, que se
agiganta con el paso de las jornadas. No sé si se salvará la UDA, pero
no hay otra que seguir así. El problema viene cuando los errores, que en
un contexto normal no representan gran cosa, se cometen en esta
situación límite. Y en el que incurrió Gorosito fue tan grave que costó
dos puntos, que ojalá no sean decisivos para la permanencia. De momento la
victoria, además de confianza y moral, hubiera permitido estar a tiro de
piedra de la salvación. Una cosa es buscar la seguridad defensiva
cuando las características del choque la demanda, y otra es asustarse
cuando simplemente se observaba a las claras que el partido tenía fases
de alternancia. Hombres sí, pero el sistema estaba funcionando a las
mil maravillas. Sustituir a Chuli para dar entrada a Reyes, pasa por ser
uno de los errores más claros que se han visto últimamente. Fue como
dar vida a un enfermo que poco a poco se desesperaba. Tapar dicho error
con el desafortunado incidente de la expulsión de Quique, como intentó
Gorosito al término del choque, es subestimar a los aficionados
almerienses, que en un buen porcentaje se dieron cuenta de la metedura
de pata del técnico argentino. Extrayendo lo positivo, se vio con
claridad que esta plantilla no es tan mala como se dice, ni tan buena
como se decía, pero que rivaliza como la que más. Precisamente la
igualdad hace que un mal sistema llegue a condenar al conjunto de
Segunda que se atreva a ser demasiado valiente. Ahora llega la final
ante el Albacete, con la soga al cuello y dos puntos menos de oro.