Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería
Tras el triunfo en Huesca las declaraciones efectuadas por los
protagonistas fueron unánimes: todo vuelve a la normalidad después de
los accidentes ante Las Palmas y Córdoba, además del partido tonto de la
temporada frente al Sporting. Esa actitud resulta beneficiosa con el
fin de calmar los ánimos, aunque podría esconder las deficiencias que se
siguen mostrando. Gracia comentó el daño que les habían producido las
dos goleadas logradas en el Mediterráneo (sin comentarios), lo seco que
se encontraba el terreno (sería para los dos) y que no se trata de ir
arrasando en cada partido. Sólo estoy de acuerdo con la última
aseveración, si bien no hace falta barrer al contrario para transmitir
seguridad. Y es que este Almería sigue sin trasladarme buenas
vibraciones para afrontar con garantía el tramo decisivo. Al menos, el
entrenador reaccionó dejando en Almería a Calvo y acertó de pleno
alineando a Aleix, que al fin despertó. Ahora bien, existe todavía
bastante desequilibrio entre los escasos aciertos y los numerosos
errores del técnico pamplonica. El Almería se enfrentó a un adversario
pobre, con el peor rendimiento en casa junto al desahuciado Xerez. Con
esto no pretendo restarle mérito a la victoria, pero hay que ser
conscientes de las limitaciones del contrario, que nos puso contra las
cuerdas. Entonces, ¿ podemos fiarnos de un equipo que lo pasa tan mal
frente a un rival paupérrimo? Ahí está el quid de la cuestión. Eso, sin
contar con el beneplácito arbitral. No quisiera olvidar a los
aficionados que alientan en los entrenamientos y desplazamientos. No
obstante me gustaría dejar algo muy claro: los que adoptamos una
posición crítica queremos tanto o más a nuestra entidad y a nuestros
jugadores que aquellos seguidores. No por alinearse con el poder se
sanan las heridas. A lo mejor se necesita extirpar el mal en vez de dar
palmaditas en la espalda. Aquí seguiremos, de frente y de cara, alabando
los aciertos y anunciado desde nuestro punto de vista los males, en pos
del triunfo final de los nuestros.
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