Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería
No podemos contratar jugadores consagrados. Ni siquiera éstos nos
garantizan la permanencia, pero al menos la disputa del Mundial nos da
lugar a meditar, cavilar y estrujar al máximo nuestro presupuesto. Una
de las claves para reforzarnos son las ventas, sobre todo las que
provienen del filial y van forjando un nombre gracias a la
extraordinaria política canterana que se practica tiempo ha. En estos
días es Aleix Vidal quien se debate entre varios clubes de cierto nivel.
Es evidente que la UD nunca cortó la trayectoria ascendente de ningún
jugador, y así lo ha demostrado. Es más, si el sambenito de la entidad
fuera el de ser un club con escasa repercusión futura, nos sería
complicado reclutar a jóvenes promesas. Ahora bien, una cosa es la
proyección que se suele adquirir de rojiblanco, y otra es el choteo
económico al que nos pretenden someter la mayoría de entidades
históricas, por el mero hecho de ser tan pequeñitos. Si se negocia una
cláusula con dureza, la de Aleix en este caso, podemos ser tildados de
insolidarios con el jugador y de no mirar por sus intereses. De acuerdo,
pero ¿quién se preocupa de nuestro rédito? ¿Es que nuestra entidad vive
del aire? ¿O es que a nosotros como club no se nos corta también la
trayectoria si se decidiese vender a precio de saldo, tras arriesgar con
jugadores semianónimos? Por eso, espero que el presidente sepa jugar
sus cartas, con la mano abierta, pero también con firmeza para hace
valer el riesgo de conceder oportunidades a diestro y siniestro. Hoy es
Aleix, y mañana serán Azeez, Jonathan o Kiu. El caso es que otros venden
laterales insípidos al fútbol inglés por millones de euros, casi como
nuestro presupuesto anual, y a nosotros nos ponen a los pies de los
caballos por un extremo con una velocidad extra, de los que escasean.
Presidente, yo no le voy a dar lecciones, es usted quien nos las ha dado
con su trayectoria, pero cierta dureza hay que exteriorizar ante el
continuado abuso que pretenden ejercer los que piensan que todo el monte
es orégano.
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