Mi nuevo artículo, publicado en Diario de Almería
Primera: la filosofía de este club, bien presidido por Alfonso García,
tiende a decantarse por la práctica del buen fútbol. No nos fue mal
hasta ahora, seguimos inmersos en unos años gloriosos, pero se sufre en
demasía al ver cómo otros muerden hasta en la coronilla. Segunda: por
ende, no se termina de apostar por técnicos aguerridos, sino por
entrenadores que, a priori, congenian más con el fútbol preciosista.
Tercera: el eslabón de la cadena nos lleva a formar una plantilla con
pocos guerreros, sin apenas protagonismo, y demasiados generales.
Cuarta: encontramos un problema capital, el centro del campo, siempre
dominado por nuestros adversarios. Se insiste en un esquema abierto que
suelen utilizar los grandes, con medio equipo pegado a las bandas,
diseñado para emplear en Segunda, siempre y cuando se aspire al ascenso.
Quinta: los laterales se incorporan bastante al ataque; no habría
problema si el centro del campo estuviera más poblado y las aventuras
de los defensas las pudieran cubrir los centrocampistas. Sexta:
enlazando con la clave anterior, el trabajo para cubrir la subida de los
laterales lo suelen hacer los extremos. Delanteros que, en demasiadas
ocasiones, defienden pegados a nuestra área en auxilio de sus compañeros
de banda, en vez de permanecer más frescos con el fin de aprovechar su
rapidez. Séptima: defender con músculo en el centro del campo equivale a
formar un muro que facilita sobremanera la labor de nuestra zaga.
Octava: lo expuesto nos llevaría a decantarnos por un 1-4-4-2, en el que
los delanteros extrajeran el máximo partido al beneficiarse de las
recuperaciones de balón. Novena: con respecto al calendario, nos jugamos
la permanencia en el Mediterráneo frente a varios rivales directos. No
caigamos en el error de ser muy ofensivos, porque remontar un tanto en
esos choques se prevé harto complicado. Décima: podríamos depender de la
situación en la que finalmente se encuentren en las dos últimas
jornadas, tanto Sevilla como Valencia. Si se la jugasen, no tendríamos
margen de error en el Mediterráneo.
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