Soy Ramón Gómez-Vivancos, enclavado en el Dpto. Comercial de Cope, Cadena 100 y Rock FM. Columnista de Diario de Almería. Contertulio y polemista. Amante y coleccionista de rock. Os invito a debatir sobre la UD Almería, deporte, sociedad y a gozar con el rock de nuestras vidas.
martes, 26 de mayo de 2015
domingo, 24 de mayo de 2015
Sobrevivir en Las Vegas sin dólares
Mi nueva acta, publicada en Diario de Almería
Jugadores como Wellington, Thievy o Thomas no pueden tirar del carro si
los Casado, Dos Santos y Dubarbier, la pifian una vez sí y otra también.
La UDA ha sido blanda en todas las líneas
Fue en el 2007 cuando la UD inauguró su particular teatro de los sueños
en el Mediterráneo, con el Valencia de rival. Y fue ayer cuando la UD
abandonó una vez más la función que compartía con las máximas estrellas,
con el Valencia de nuevo de testigo presencial. Dejar la preparación
para los últimos días suele traer nefastas consecuencias, máxime cuando
no se dispone de una base sólida con la que afrontar unas pruebas tan
exigentes. Traducido al román paladino, este equipo ha querido resolver
su permanencia en los últimos choques, con el agravante de no contar con
una defensa digna para competir en primera. No se puede acudir a un
restaurante con la cartera vacía, por muy elegante que se vaya.
Jugadores como Wellington, Thievy o Thomas, no pueden tirar del carro si
los Casado, Dos Santos o Dubarbier la pifian una vez sí y otra también.
En general, el nuestro fue un conjunto blando en todas sus líneas, pero
hay demarcaciones como la defensa que deben llevar intrínseco un
contundente marchamo. Milagros no se pueden concebir, si para más inri
tenemos en cuenta los dos enfrentamientos frente al Valencia. Fuimos
capaces de lograr dos tantos en cada partido, sin embargo la exigencia
para vencer ha resultado ser de Champions mínimo, o sea, cuatro goles en
cada choque. ¿Se puede soportar eso? ¿Hay algún equipo modesto de
primera capacitado para tal hazaña? El partido de ayer nos retrató: un
conjunto aseado en ataque, con una estrategia defensiva de Segunda B,
por ser cortés. Además, ni con el plus de ir venciendo en dos ocasiones
ante un rival que estaba más asustado que Rosa Díez en unas elecciones.
Si con el juego exhibido el Valencia logró dos tantos antes del
descanso, algún factor externo al equipo che tuvo que influir. Y vaya si
influyó. Para rematar la faena, partieron de la suplencia dos jugadores
que se presumen clave para un desenlace decisivo, Soriano y Wellington.
¿Cómo se puede prescindir del extremo brasileño en una final como la
que se jugaba a un solo partido? Una expulsión, una falta al borde del
área o un penalti provocado por el habilidoso delantero carioca,
podrían haber tapado todos los males exhibidos en una aciaga temporada,
que brindó la posibilidad de salvarse con apenas 35 puntos. Por cierto,
no vendría mal que nos quitasen ahora los famosos puntos, si es que nos
los tienen que restar; así hasta parecería que se cumple la ley. A
partir de ahora no hay que desanimarse, tal y como sucedió la campaña
del anterior descenso, porque este club tiene unas bases sólidas que le
podrían permitir alcanzar un nuevo ascenso. Tan sólidas, que el Almería B
va a disputar a partir de hoy una fase de ascenso a Segunda A tan
histórica, como triste. El hecho de coincidir con este descenso, nos ha
birlado el sueño de tener un día al filial en la LFP. Al menos los
chavales querrán demostrar que sí que están capacitados para ser de
plata. Desde ya, el presidente debe cambiar su idea de futbolista
preciosista por una más aguerrida. En segunda, con buenos jugadores
puede tener un pase, pero en la máxima categoría es como ir a Las Vegas
sin blanca.
lunes, 18 de mayo de 2015
Ni poniéndoselas como a Fernando VII
Mi nueva acta, publicada en Diario de Almería
Nuestra defensa de juguete fue un mero entretenimiento para un rival que
tampoco puso demasiado empeño en llevarse la victoria. Solo queda
esperar un milagro improbable y remoto
No puede ser tan cruel la realidad. Ayer finalizó la liga regular para
el Almería B, que por méritos propios disputará las eliminatorias por el
ascenso a Segunda A. Vamos, el sueño de esta ciudad de no hace tantas
temporadas, pero protagonizado por su filial. Algo nada creíble hace una
década si nos lo hubiesen dicho, aun en una noche festiva hartos de
vinos. Pues ahora llega el primer equipo, en una campaña en la que el
descenso se compra como si estuviéramos en unas terceras rebajas, y lo
fastidia por todo lo alto. Ni en las peores pesadillas se puede frustrar
un sueño tan hermoso. Todavía no se ha consumado la tragedia, pero
pintan bastos. Me quedo con unas cuantas imágenes a falta de cinco
minutos: un conjunto el nuestro tranquilo, esperando al Sevilla sin
causarle agobio alguno, como si el tercer gol del contrario nos apeara
de una supuesta competición de eliminatorias. A ver si Sergi tuvo toda
la razón del mundo al manifestar su enfado tras el entrenamiento del
sábado. Tan de elogiar fue la actitud al principio del choque, como
reprobable la indignante postura mostrada al final, cuando además tus
rivales por la permanencia estaban sacando una gran tajada de tan
decisiva jornada. Al Sevilla solo le bastó apretar el acelerador, con
los suplentes, durante diez minutos para fustigar a un adversario tan
endeble en defensa, como carente de un mínimo orgullo para morir con
dignidad. Los viejos males aparecieron en el momento de la verdad,
mediada la segunda mitad, cuando la suerte suprema de los partidos
corona al valiente y despluma al más gallina. Nuestra defensa de juguete
fue un mero entretenimiento para un rival que tampoco puso demasiado
empeño en llevarse la victoria. No hay nada más que observar la
pasividad final de la zaga contraria, emulando a nuestra retaguardia,
pero ni así fuimos capaces, no ya de lograr un tanto, sino de crear ni
una sola ocasión de peligro. El coladero de Dubarbier, el enésimo regalo
de turno, esta vez de Dos Santos, o la autoexpulsión de Trujillo
(señalado por Sergi), cuando el central debería de haber esperado al
desarrollo más avanzado de la jugada, confirman que este equipo es
blandengue, tierno y fofo, desde la zaga al último delantero, pasando
por el banquillo y por los diseñadores de una plantilla más pacifista
que el bueno de Gandhi. Al final se me quedó una extraña sensación, como
si a los locales no les hubiera importado conceder al Almería algún
regalo, en compensación de aquella clasificación del Sevilla para la
Champions, cuando Acasiete no quiso saber nada del goleador Rodri,
mientras las directivas de ambas entidades se congratulaban entre sí en
el palco del Mediterráneo. Quizá somos tan pésimos, que ni así. Ya solo
queda esperar a un milagro, tan improbable como remoto, sobre todo
porque nuestro equipo no está a día de hoy en condiciones de ganar a un
rival como el Valencia, que se juega la Champions en el Mediterráneo, e
incluso el importante tercer puesto, en caso de que el Atlético pierda
ante un renacido Granada, por obra y arte del ínclito Pina.
lunes, 11 de mayo de 2015
El arte de sobrevivir en el alambre
El experimento de colocar a un lateral zurdo cubriendo el flanco derecho de
la zaga, además de ser visualmente horrendo, tuvo un nefasto resultado
práctico. Mala la campaña de Trujillo
Mi nueva acta, publicada en Diario de Almería
Para una gran mayoría de aficionados almerienses ya hemos descendido
virtualmente. Si echamos un vistazo a nuestro futuro calendario, poco o
nada hay que hacer. Eso sí, seguimos fuera del descenso con un punto más
que nuestros adversarios. No voy a negar que la situación es
complicada, pero los rivales tampoco lo tienen de color de rosa. Con lo
que recientemente hemos padecido en Almería, no deberíamos convertir en
drama lo que Valladolid, Deportivo, Osasuna y hasta Betis sobrellevan
cada final de temporada en primera. Habría que desdramatizar la
situación y centrarse en consolidar el club, para que con independencia
de lo que ocurra en las dos últimas jornadas, mantengamos una base
sólida. El encuentro de ayer fue un ejemplo más del paso por el alambre
al que nos exponemos a finales de cada campaña. En el lateral derecho
tuvimos un grave problema, el que toda plantilla modesta de primera, o
mal planificada, suele sufrir. Debo admitir que, ante la ausencia de
centrales y la incorporación de Ximo al corazón de la defensa, en pocas
ocasiones vi a un lateral zurdo cubrir el flanco derecho de la zaga. El
experimento, además de ser visualmente horrendo, tuvo un nefasto
resultado práctico. Ya sé que las lesiones y las sanciones son
numerosas, pero un conjunto humilde de primera siempre debe disponer de
cuatro centrales en plantilla para destruir lo que los mejores, y hasta
los medianos, construyen. Para eso contamos con un internacional como
Marín, jugando cada semana en un histórico filial. Aun así, se optó por
otra solución. No pintaba mal nuestro centro del campo, pero los
problemas no solo llegaron en defensa (mala la campaña de Trujillo),
sino que en ataque se marró lo que nunca se debe perdonar. Con todas
estas premisas el Málaga logró la victoria casi sin pretenderla, sin
hacer ruido. Al final, Jonathan no terminó de arreglar el desaguisado de
sus compañeros, errando en cada uno de sus pases y fallando
clamorosamente el empate con toda la portería para él. No se trata de
cargar contra determinadas individualidades, pero pintan bastos. Habrá
que aferrarse a varios aspectos externos, como el esperado fracaso del
Granada en Anoeta, aunque uno de ellos es básico, la posible derrota del
Barça en el Calderón, primordial por dos razones: permite que los
azulgrana se jueguen la liga en la última jornada ante el Deportivo y
que el Valencia, con su victoria en casa ante el Celta, nada se juegue
en la dramática jornada final en el Mediterráneo al asegurar la cuarta
plaza y no poder optar a la tercera. Además, no olvidemos un detalle, en
el caso de que la victoria del Valencia sea rotunda ante el Celta, los
sevillistas sabrán al unísono en el partido ante la UD, que ya nada se
juegan. No quisiera por último obviar lo que nuestro filial ha logrado:
ni más ni menos lo que tan solo hace una década anhelábamos por parte
del primer equipo, el ascenso a Segunda A. Enhorabuena a los chavales
por optar a semejante proeza. Si nos lo cuentan hace pocos años, los de
plomo del fútbol almeriense, nos habrían tomado por auténticos majaras.
martes, 5 de mayo de 2015
La fuerza mental
No hay duda, en el deporte o en cualquier actividad la mente es el motor
que todo lo dirige. Si no fuera así, sería difícil de explicar el
cortacircuito que sufrieron los nuestros una vez que un bulto sospechoso
sobre el campo, que seguro que ni siquiera ha jugado al futbolín,
convirtió en amarilla una sana disputa del esférico. Creo que también la
mente retorcida del trencilla quiso equilibrar el choque con esa ley no
escrita de la compensación (doble error), aunque en este caso no
existía contrapartida alguna al ser clara la anterior expulsión
visitante. Por fin jugó Dubarbier de interior, fue la sorpresiva
decisión de Sergi, la que en tantas tertulias futbolísticas salió a
colación. No fue un mal invento, ya que el argentino dio una estupenda
asistencia en el tanto final de Jonathan, pero quizá se podría haber
optado por otro centrocampista recuperador. Y es que el Celta manejó a
su antojo el balón durante los primeros minutos ante un equipo que
flotaba, como si solo le valiera un punto. De hecho, el tanto de Nolito
(jugó porque este país se llama España) llegó tras demasiados toques de
los vigueses sin apenas oposición. Eso no se debe permitir en un
conjunto modesto. Luego sí que se presionó con más vigor e intención. La
pena fue la escasa presencia de Wellington. La ausencia inicial del
brasileño es lo más parecido a un pecado futbolístico de tomo y lomo. El
Almería actual, y más en casa, no se puede privar ni un solo minuto de
un jugador tan desequilibrante. Dicho esto, hay que valorar el punto en
su justa medida ante un equipo tan dinámico y preciso como el Celta.
Sergi ha colocado en competición a una plantilla moribunda; esperemos
que no sea tarde, si bien la puntuación a obtener de cara a lograr la
permanencia puede batir el récord a la baja (menos de 35 puntos). La
clave puede estar en el choque del Granada en San Sebastián, amén de la
espiral negativa del Eibar. Si nuestros vecinos no vencen en Anoeta, el
triunfo ante el Málaga nos podría asegurar, con los puntos deportivos,
la salvación.
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