domingo, 22 de noviembre de 2015

La cuadratura del círculo


Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería

La botella medio llena o medio vacía, la eterna disyuntiva. Que es complicado vencer a la UDA en este momento es un hecho, que a la misma UDA le cuesta un mundo vencer, también. Lo malo es que, mientras sí y mientras no, el farolillo rojo se ha convertido en el hogar permanente de un conjunto que hasta se empieza a acostumbrar a estar en lo más hondo. Digo esto porque a fuerza de ser objetivo, y añadiendo una pequeña porción de optimismo, la segunda mitad invita a creer en la futura recuperación de un equipo que crece, aunque sea a paso de tortuga. El Bilbao Athletic  también está en la cola, es bisoño y puede que la referida mejoría tenga que ver con el potencial del contrario, si bien los números en casa del filial imponían cierto respeto. Otro dato esperanzador es el de las segundas partes. Si todavía no se disputan partidos redondos para optar a vencer con cierta claridad, la circunstancia de dejar un buen sabor de boca en una fase del choque tan decisiva, invita a ver la botella medio llena. La hemorragia de goles en contra ya se cortó, y de nuevo se disputaron unos interesantes minutos cercanos al epílogo del choque, los más esperanzadores de la era Carrillo. La recuperación de Jonathan para la causa es otro dato a tener en cuenta. Eso sí, el burkinés pierde gran parte de su potencial escorado en la banda izquierda. En más de una ocasión me he referido a este asunto, ya que Jonathan es un delantero más potente que habilidoso, además de ser diestro, por lo que para explotar su mejor perfil necesita metros en la banda derecha con el fin de aprovechar su endiablada velocidad. Desde la izquierda, los contrarios saben con certeza qué hará un jugador que, a buen seguro, será clave en el devenir rojiblanco. Lo malo es cuando se piensa en él como ayuda de Zabaco, tal y como aconteció ayer; en ese caso se pierden posibilidades ofensivas, porque en la delantera no está el horno para bollos. Con Iago de capa caída, ya se parte con desventaja. El extremo que deslumbró ante el Leganés, no es ni la sombra de aquel jugador. Si a Jonathan y a Quique se le uniera otro delantero inspirado, se podrían confirmar los brotes verdes (prometo que no me refiero al césped) que se vieron en San Mamés. Para completar la cuadratura del círculo en el plano ofensivo me falta una pieza, Pozo. Hay que reconocer el esfuerzo de Soriano, incluso con nota, pero si la inventiva de Pozo saliera a relucir, otro gallo nos cantaría. Más todavía tras el descubrimiento de Vélez. En realidad no fue una posición que el defensa central desconociera. En Primera se creyó en él como pivote defensivo hasta el cochambroso encuentro disputado por el tarraconense en el Calderón. A partir de ahí, no volvió Vélez a ocupar una zona que quizá en Segunda si pueda dominar con más claridad. De hecho, los mejores minutos rojiblancos llegaron con Vélez por delante de los ahora inconmensurables, Cuellar y Morcillo. A fuerza de ser optimistas, presumo que quedan pocos detalles para que un conjunto que estaba clínicamente muerto, resurja de sus cenizas.

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