Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería
Regresemos al pasado. Domingo 31 de enero, encuentro en casa
frente el Zaragoza. En aquel choque se comienza a apostar por una defensa de
cinco como solución alternativa a los males de un conjunto que se distancia de
la permanencia de forma alarmante. Se logra vencer con cierta solidez defensiva
y peligrosidad a la contra. De hecho, ambos tantos cosechados se generan en
sendos contragolpes. A partir de esa victoria los números no engañan. Se podrá
estar en contra de una zaga poblada o en desacuerdo con realizar una labor más
conservadora, pero desde que se juega
con más practicidad la estadística es irrefutable: 12 puntos de 21. ¿Qué nos
dicen tales guarismos? Nos dejan a las claras que con esta marcha se
sobrepasarán los 50 puntos (pienso que ni siquiera se necesitarán para
salvarse). Además, este dato nos indica algo más; a este ritmo, en una liga
completa, se llegaría a los 72 puntos, que en la última campaña sirvieron para
entrar en promoción, en la penúltima para ascender directamente y ser campeones
y en la antepenúltima para acercarse a la puntuación del súper Almería de
Ulloa, Charles y Aléix Vidal, que logró 74 puntos y ascendió. ¿Más guarismos?
Ya van tres jornadas sin recibir un tanto, habiendo encajado tan solo cuatro en
este mini liguilla de siete encuentros. Y si se quiere profundizar aún más, el
peor momento de este tramo fue el vivido al cambiar la disposición
táctica en la segunda mitad ante el Lugo. Para rematar la faena, un dato
visual. Está meridianamente claro que este equipo no sabe atacar en estático,
le faltan argumentos, mientras que con espacios sí es peligroso. ¿Alguien
piensa que Chuli o Quique tienen fortaleza física para ir al choque ante las
moles contrarias? Defendí en su momento una inmejorable forma de jugar, por las
características de esta plantilla. Nunca hubiese anhelado actuar como ahora con
un plantel como el de Javi Gracia. Por todo ello creo que se está sumando,
porque guste más o menos, la forma de plantear los partidos es lo que toca si se
quiere salvar la cabeza. El papel de las individualidades también cuenta, cómo
no. Pozo, también reivindicado desde estas líneas, debe jugar sí o sí y porque
sí. El enlace que conecta entre el caparazón defensivo y las balas ofensivas
está encarnado en la figura del malagueño. No haber contado con su concurso con regularidad, seguramente ha privado a la UDA de algún punto de más. Y ojo, que
la victoria conseguida ayer tiene un mérito enorme. El Girona ha sido uno de
los mejores equipos que ha pasado últimamente
por el Estadio Mediterráneo. Menuda precisión y fuerza la de los catalanes, que
llevaban seis encuentros sin conocer la derrota. Nada está hecho, pero sí hay
mucho avanzado al adaptar a la exigencia de la categoría una forma de jugar de
una plantilla, que se diseñó con una idea equivocada, la de ser dominadora a
base de buen fútbol olvidando que en Segunda, si no se dispone de una
calidad excelsa, se corre el peligro de
perecer sin remisión por una escasa fortaleza física. Al menos ya se aprendió la
lección y se aplica con éxito.
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