Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería
Hay momentos en la vida en los que nos complicamos nosotros
mismos. A veces pretendemos ir más allá cuando algo nos va bien, pensado que
con un refuerzo irá aún mejor. Grosso modo es lo que le ocurrió ayer, y anteayer
al facilitar la alineación, a Gorosito. Quien siga mis misivas semanales sabe
que abogo desde hace varios meses por la zaga de tres centrales con dos
carrileros. Por suerte, los números han ido avalando mi teoría. Desde mi
modesto punto de vista este plantel necesitaba un refuerzo defensivo para
comenzar a crecer, si bien dicho refuerzo no estaba exento de capacidad
ofensiva, como se ha demostrado en recientes choques. Los laterales son la
clave del esquema. La cosecha de puntos ha ido lenta, pero segura, y las
sensaciones han ido creciendo porque este conjunto comenzó a jugar a algo, más
o menos criticable, pero a algo convincente. El primer obstáculo, previo al
mismo Alcorcón, vino desde el instante en el que Gorosito anunció el once
inicial. La línea de cinco volvía a ser seductora, pero delante de ella actuaba
Vélez. No, no se trataba de ir al Camp Nou o al Bernabéu, sino de recibir al
Alcorcón en casa. Como indicaba al comienzo, el incidir en un precepto
llevándolo al extremo puede resultar nefasto, y así fue. El bueno de Fran Vélez
no era el elemento que se precisaba en el centro del campo. Un Fatau en forma,
ante la ausencia de Lolo Reyes, si hubiese complementado un sistema que por
momentos está anulando a numerosos contrarios. El problema es que la anulada
fue la propia UDA, fagocitada por su técnico, hasta que la tocó Pozo. Y aquí
hago un momentáneo apartado. El 10 rojiblanco no es Messi, pero su concurso con
el esquema de tres centrales (no digamos de cuatro, como ayer de inicio) es
capital. Es un jugador de primera que equilibra por sí solo parte de las
deficiencias de una plantilla mal confeccionada de principio. Aparte de su
golazo, la asistencia que el centrocampista malagueño le brinda a Quique en la
segunda mitad valía por una victoria, contra viento y marea de sistema erróneo
y desaciertos tácticos que sigo desglosando. Me refiero a ello porque tras el
descanso la deriva del choque requería una variante, que con la entrada de
Soriano se torna en acierto, al reforzarse el centro del campo. La UDA, de la
mano de su entrenador, equilibra sus líneas y el partido da la vuelta como si
fuera un calcetín. Lo malo es que, como decía Chiquito, una mala tarde la tiene
cualquiera, y a Gorosito no se le ocurre otra cosa que traicionar su momentánea
cordura al ingresar en el terreno de juego a Chuli y volver a desequilibrar su
parcela central. Los primeros 20 minutos dominadores de la UDA, se convierten
en un correcalles donde cualquiera puede llevarse el gato al agua. De ahí al
final poco más, tan solo la constatación de que Chuli está totalmente perdido.
Sus acciones están tan alejadas de sus ingresos monetarios, como Almería de
Sebastopol. Ojalá vuelva la cordura y el equilibrio, porque la UDA de ayer se
parecía más a un pacto político que a otra cosa.
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