Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería
Con la rémora de la debilidad defensiva no se puede continuar, los
guarismos cantan y la UDA es el cuadro más goleado de Segunda. Trujillo
por sí solo puede echar por tierra toda una planificación.
El fútbol se suele expresar con total claridad. Alerta de las virtudes,
de los defectos y confirma los diagnósticos dictados antaño. Este
Almería es un enfermo con el mal totalmente localizado. Si en Gerona no
se consiguieron los tres puntos pese a lograr tres tantos, o ante el
Levante tampoco se ha vencido tras dos goles, ocasiones, disparos a la
madera y buen juego ofensivo, la evaluación tiene un claro dictamen. En
esta categoría es preferible adolecer de potencial en ataque con tal de
encajar lo menos posible, pero al conjunto de Soriano le ocurre lo
contrario. Es el concepto defensivo el que hay que trabajar más, desde
la delantera a la defensa, ya que en el plano ofensivo la inspiración
ocupa el primer lugar. Uno recuerda la jugada de los taconazos que acabó
en el palo y lo confirma. Con la rémora de la debilidad defensiva no se
puede continuar, porque a su vez el fútbol son estados de ánimo, que
ensalzan las virtudes y engrandecen los defectos, como se pudo comprobar
después de cobrar ventaja tras el inesperado penalti. Los guarismos
cantan, la UDA es el conjunto más goleado de Segunda, pero en una semana
no se puede volver a encontrar al equilibrio, como si esto fuera un
juego de niños. El doble pivote con Azeez y Joaquín prometía, pero si el
modus operandi no es el mismo desde la pretemporada, en román paladino,
el estilo o patrón de juego, en los peores momentos del partido no hay
base para anular al contrario. Jugaban primero frente a último, aunque
la diferencia entre las plantillas no es la que mostraba la
clasificación. Ahí está el quid de la cuestión, el de un equipo que sabe
a lo que juega, que explota sus virtudes y tapa sus carencias, y el que
no. Hay quien volverá a aludir a la desigualdad entre ambos planteles,
pero no se da cuenta de que jugadores como Pozo o Fidel están del lado
rojiblanco. También está Trujillo, fijo para Soriano, que por sí solo
puede echar por tierra toda una planificación, porque su estado de forma
con respecto al Trujillo que se ganó el derecho de ser jugador de
Primera, es como la distancia de la Tierra a Plutón. De nuevo insisto en
Pozo. El malagueño debe jugar sí o sí. En Almería somos muy dados a ir
preservando a jugadores que poseen un toque mágico. El mismo Espinosa,
rival ayer, pasó su particular calvario de rojiblanco, y otros creadores
han sufrido lo suyo por aquí. Se pretende jugar bonito y no de forma
práctica, pero a su vez no se le otorga la confianza necesaria a los que
te sacan las castañas del fuego. Espinosa en la última salvación en
Primera o el mismo Pozo la pasada campaña, fueron clave. Falta morir con
una idea preconcebida, falta jugar a lo que sea, pero de memoria, y
sobra improvisación o vivir de los buenos momentos, con el marcador de
cara. Basta de golpes de timón en busca de equilibrios momentáneos. De
otra forma, en uno de los bandazos, nos la vamos a pegar
definitivamente.
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