domingo, 2 de octubre de 2016

Falta de disciplina, ausencia de conjunción


Mi nueva Acta, publicada en Diario de Almería

Ha llegado el momento de analizar no solo el choque de ayer, sino toda la trayectoria de la entidad rojiblanca a lo largo de las últimas campañas. No es una tarea complicada ni pesada, porque lo acontecido en El Alcoraz es una fotocopia exacta de tantos y tantos partidos en los que la UDA ha transmitido idénticos síntomas de lo que es un conjunto carente de una dirección deportiva firme y coherente. Firme por un lado, porque no se vislumbra tiempo ha un técnico que imparta disciplina de la de verdad. De hecho, con independencia de Emery con su ascenso y trayectoria en Primera, y de Gracia, el resto de los entrenadores locales han pasado poco menos que al ostracismo futbolístico. Y coherente, porque los directores deportivos han elaborado las plantillas a golpe de nombres, no de hombres que complementen las carencias específicas que se deben cubrir. Se contratan buenos jugadores que luego no encajan, quizá porque no se parte de un patrón definido ni de cómo y a qué se quiere jugar. Prueba de ello lo tenemos en los elogios que suele recibir el plantel rojiblanco por parte de los técnicos contrarios. El dato es estremecedor si recordamos algunos ejemplos. Los más cercanos los tenemos muy frescos. Montoro vino con marchamo de calidad, de gran organizador, pero el centrocampista fracasó. Sin embargo, en unos meses triunfó, no en Segunda, sino en Primera con una gran UD Las Palmas. A Cristian Herrera le ocurrió algo similar, con su traspaso en el mercado de invierno al Girona. Hay ejemplos aun más directos, porque ayer mismo vimos en el Alcoraz a ese gran Fidel que deslumbraba en Segunda, deambulando por la banda. Por el contrario Samu Sáiz o Borja, los delanteros del Huesca, exrojiblancos del filial y descartados en su momento en Almería, completaron un excelente encuentro. Grosso modo, la mayoría de los adversarios saben a lo que juegan en sus respectivos conjuntos y conocen al dedillo su función sobre el terreno de juego. Lo contrario es lo que ocurre a orillas del Mediterráneo, quizá como indicaba, por falta de firmeza y coherencia deportiva. Se contrata a Pozo y a otras piezas interesantes, pero por ejemplo técnicos enérgicos e ideales para Segunda como Bordalás, con fases de promoción y un ascenso a cuestas, u otros, no se rescatan para la causa. En Almería los jugadores suelen mostrar su mejor cara al final, como los malos estudiantes. Lo peor es que tanto va el cántaro a la fuente, que un día se romperá. Preparémonos para ver triunfar a Pozo con otros colores, como a los anteriormente aludidos, a Espinosa, Raúl García, Alberto y a un largo etcétera. Plantilla interesante suele haber por estos lares, pero aquí no se aplica el término conjunción. El presidente y la directiva suspiran, como todos los abonados y seguidores, por un equipo en el campo y no solo en la teoría. El propio Alfonso García lo manifestó hace unos días, pero para lograr ese objetivo hay que apostar desde el comienzo por un estilo definido (en Segunda debe primar el orden y el físico) y por un técnico que dé miedo, futbolísticamente hablando; si no, el sueño de esta etapa dorada en LFP se nos escapa de las manos.

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