Mi nueva acta, publicada en Diario de Almería
Sigo pensando que nuestro conjunto no se puede permitir el lujo de jugar
con tres delanteros, ni siquiera frente a los adversarios de nuestra
Liga. Thievy marca con creces la diferencia
Cuanto más avanza la competición, más se adivina el menguado potencial
de aquellos conjuntos que en la primera vuelta parecían poco menos que
imbatibles. El Eibar es uno de ellos. Por eso, al recordar todos los
partidos que se tiraron por la borda, sigo sintiendo una mezcla de rabia
por no haber competido con todas nuestras armas, y de impotencia por no
poder volver al pasado. Y eso que en la tarde de ayer existió cierto
desequilibrio en la parcela central, donde los adversarios casi nos
doblaron en número. Si a ello añadimos la gran presión a la que fuimos
sometidos, se puede valorar en su justa medida la meritoria labor de
Thomas, que estuvo en todas partes, y se debe destacar nuestra capacidad
de sufrimiento en los instantes más delicados. Quizá, la sorprendente
inclusión de Jonathan de inicio, con la probable misión de trabajar y
desgastar al rocoso rival, en espera de la posterior entrada de
Wellington, provocó que el referido desequilibrio en la medular se
produjera durante demasiados minutos, hasta que mediada la segunda parte
los armeros, ya muy cansados, dejaron de asfixiarnos. La continua
inoperancia del Eibar también ayudó. Es posible que Sergi no contara con
abrir la lata tan pronto, por lo que se decantó por potenciar el plano
ofensivo. La jugada le salió a medias, más bien por el paupérrimo
encuentro de Jonathan (en defensa y ataque), a excepción de dos jugadas
puntuales. A buen seguro que Wellington hubiese sido la auténtica
pesadilla del rival, como demostró nada más ingresar en el terreno de
juego. Conclusión de la apuesta de Sergi y del posterior desarrollo:
sigo pensando que nuestro conjunto no se puede permitir el lujo de jugar
con tres delanteros, ni siquiera frente a los adversarios de nuestra
liga. Lo más positivo es que Espinosa confirma la calidad que atesora,
pese a que no brilló como ante el Granada. Sin embargo Thievy sí que
marca con creces la diferencia. El congoleño muestra en cada partido una
calidad muy por encima del resto de sus compañeros, si exceptuamos las
diabluras de Wellington. Sin un jugador como Thievy, que en momentos
clave es capaz de desatascar un choque, difícilmente se podría optar a
la salvación. Eso sí, nunca se le debe arrinconar en una banda. Por
suerte, el congoleño y el brasileño cumplirán ciclo de tarjetas para el
Bernabéu, a la espera de las dos batallas seguidas en casa que nos
esperan frente al Celta y Málaga (otro equipo cuesta abajo y sin
frenos). Por cierto, la aportación de Rubén se me antoja decisiva. El
cancerbero está demostrando el porqué de su retorno a la titularidad. A
vueltas con los puntos que serán necesarios para lograr la permanencia,
habría que volver a remitirse a la campaña 12/13, la más barata en la
obtención de puntos para huir de la quema. Con 37 se libró el Celta. En
la misma jornada 33 de aquella temporada, el conjunto que lideraba el
trío de descendidos ya tenía 30 puntos, mientras que a día de hoy el
Deportivo, antepenúltimo, suma 29. Si continúa el mismo ritmo, no serán
necesarios en esta campaña más de 37 puntos para certificar la
permanencia. ¿Estaríamos a tan solo dos victorias del objetivo? Ojalá...
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